Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2016

Analizando el "Testimonio del Hombre que Caminaba"

Imagen
Por: J. Miguel Vargas Rosas Conocí a Marlon Maraví allá por el 2007. Nos distanciamos tras una polémica  tres años después aproximadamente. Así que nada me ata a alabarlo ni a atacarlo, por lo que me tomo la libertad de poder comentar su obra “Testimonio del hombre que caminaba” , publicada en el 2011  por la editorial Arteidea y el cual recién pude leer. Quise empezar de esta forma para no iniciar con el clásico: “el libro está conformado por 6 capítulos, con temáticas diversas que el autor ha creído conveniente en dividir, colocándoles los siguientes títulos: “Testimonio del hombre”; “Los Falsos Rostros del amor”; “Cruzando las esquinas”; “Desde el Calor de la Vicharra hogareña”; “La estrella Roja” y “En los límites de la vida” ”.             Desde mi punto de vista como lector, veo en la poesía de Maraví M.R.  versos existenciales, hay en él una nostalgia por el tiempo que ha transcurrido; esa tristeza sutil que empapa el alma cuando la mirada del corazón se vuelve hac

Modigliani: más que realidad, una leyenda...

Imagen
Por: J. Miguel Vargas Rosas Tras la muerte de Jeanne Modigliani, toda la leyenda volvió a desatarse en 1984. Todos debieron de evocar a la vieja Francia y a los viejos barrios de Montmartre y Montparnasse, en donde las escuelas de arte no eran sino los cafés-bar. Pero sobre todo, tras la muerte de la única hija de un gran pintor italiano, residente en Francia, debieron todos evocar el 24 de enero de 1920, cuando un Amedeo Clemente Modigliani, cuyo diminutivo de su apellido (Maudit) paradójicamente traducido al francés significa “maldito”, decía a su agente y representante Zborowsky: “ Yo ya estoy muerto, pero te dejo a Soutine” ; haciendo referencia a uno de los pintores reconocidos y quien fuera amigo de Modigliani, Chaim Soutine. También debieron imaginar a Jeanne Hébuterne, la mujer del pintor livornés, quien acompañó a éste hasta los últimos días de su vida. Aquella noche del 24 de enero, ella llegó al hospital de caridad cuando el pintor había ya dado el