Por: J. Miguel Vargas Rosas Navegar entre las memorias inmorales de Serguei Eisenstein, es entrar a una variabilidad de culturas y experiencias múltiples. Su ternura colindante con lo oscuro, tiende a una ternura infantil y loca, pero a la vez madura y serena. Sus memorias muestran el amor incomparable que le tiene a su patria socialista, a los líderes de esta (Lenin y Stalin). Además nos muestra una realidad fuera de la Rusia soviética, donde impera la falsedad y, la marginación contra él por el solo hecho de ser un soviético. Pero esa marginación y ese odio profundo contra su persona y contra todo aquel que ose llamarse soviético, proviene de las clases gobernantes de occidente, mas no del pueblo. Así lo narra él, sobre todo cuando detalla su visita a Francia, aquella tierra de artistas. Esa tierra donde le cancelan la exhibición de su película por "atentar contra el orden público" ya que es soviética; lo persiguen como a un demonio al que quieren