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Mostrando entradas de julio, 2024

Escepticismo

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Escrito por J. Miguel Vargas Rosas            Yo había amado a Zulema hasta quedarme sin aliento, sin sangre, sin tiempo, y la había amado hasta los últimos instantes de aquella noche, en la que los serviles cuervos del desamor (a los que usted llamó   policías) vinieron por mí; estos me esposaron salvajemente y lanzaron los peores improperios, asegurando que yo había dañado la "memoria" de Zulema, cuando no había hecho otra cosa más que prodigarle un amor sincero y puro; un amor que, jamás, humano alguno podrá proporcionar a otro ser sobre la faz de la tierra.      — ¡Ella lleva muerta dos semanas! —gritó un oficial— ¡Estás enfermo!, ¡la desenterraste y la trajiste aquí!, ¿no la ves? —pude sentir la tirria y la repugnancia en sus palabras— ¡Mírala!      Y vi, cerca del umbral, un cuerpo, aparentemente femenino, en estado de putrefacción; es decir, lucía hinchado, negro, sin varios dientes y ligeramente carcomido por...

Julio Carmona: "La poesía no es sino el rapto, voraz, de una esperanza"

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Participó en el Grupo Narración; declamó en plazas y locales sindicales, junto a JOVALDO y actualmente ejerce la cátedra universitaria. Julio Carmona se constituye en una de las figuras destacadas de la literatura peruana. Sus poemas agrupados en Botellas de náufrago (2018) muestran su gran calidad lírica al igual que su destreza magistral en el empleo de los diversos recursos poéticos, sin dejar de lado la crítica social ni los temas cotidianos como el amor. Actualmente, a través de un estudio concienzudo sobre la obra poética de César Vallejo, que lo ha llevado a publicar Vallejo para no iniciados I y Vallejo para no iniciados II , intenta aproximarnos más al espíritu del vate universal. En esta oportunidad, conversamos sobre su literatura y su percepción literaria, así como ciertas anécdotas de su trayectoria en el arte.  Miguel Vargas (MV): Saludos, estimado Julio Carmona. Antes que nada, agradecerle por acceder a esta entrevista, pues es un honor poder dialogar con usted de m...

Piltrafas

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Escrito por: J. Miguel Vargas Rosas     La niña patilarga miró fijamente al muñeco de trapo, quien siempre se le aparecía en el umbral de la puerta con una sonrisa afectuosa y mística. Pero, esa mañana, la niña patilarga tenía otras ideas, alambicadas e hilbanadas con infames informes que pertrechaban su diminuta cabeza. Así que extrajo un cerillo de su bolso y lo encendió, rasgándolo en el murete de la habitación.    —¿Qué haces? —inquirió el muñeco.  —Debes consumirte. —¿Por qué?  —Tú no eres como yo, ni debes estar aquí. Eres un monstruo.  —¿Por qué afirmas eso? Ambos somos muñecos de trapo.  —¡Mientes! —se indignó la niña— ellos dijeron que yo no soy una muñeca.  —Es lo que quieren hacerte creer, porque ellos, los ventrílocuos, nos controlan.  —Y si nos controlan, tú tampoco tendrías que saber que eres un muñeco, ¿no? —Yo me rebelé, descubrí la verdad y volví a rebelarme: por eso sé lo que sé.  —Mientes con todos los diente...