LA GUERRA EN EL SILENCIO

     Muchos fanáticos vaticinan el fin de SIRIA, asegurando que el inicio del apocalipsis se está cumpliendo; mientras en la pared despintada de una calle limeña alguien osó escribir: "DATE CUENTA, TODO EN ESTA VIDA, EN CIERTA FORMA, MATA"; y sobre todo ello, solo una brisa de silencio se alza, pero es más triste  cuando el silencio baña la GUERRA, que en los libros de historia se colocaba ya, "GUERRA SANTA"; hoy "GUERRA DE SEGURIDAD", mañana tal vez el título dirá: "GUERRA POR LA HUMANIDAD", pero el silencio cubre la boca de la verdad, que muere despedazada y bombardeada.
   Cuando las guerras se iniciaron, el hombre había abandonado los anaqueles de su humanidad, creando la propiedad privada. La guerra surgió entonces como una forma de subyugar masas a la voluntad de unos pocos y no hay desde entonces más remedio que guerrear y asesinar el espíritu humano. La vida misma, como sobrevivencia, se torna una serpiente que muerde los tobillos de quien sea. La cotidianidad es una guerra constante, tal vez sin bombas, pero sí una guerra del YO contra otros YO, pues la cultura del egoísmo y egocentrismo se ha impulsado desde los medios de comunicación, que cuales lobos deciden desentrañar a cualquier persona que vaya en contra de sus opiniones o tengan una cultura diferente. La libertad ha sido mutilada mil veces, en nombre de la propia libertad.
Es muy difícil creer en lo que dicen los fanáticos bíblicos. Es casi imposible, desde el raciocinio humano hasta el del divino, concebir que el DIOS de los cielos cumpliera el apocalipsis, más todavía haciendo desaparecer a  SIRIA por completo y el afirmar esto, es como decir que los que gobiernan los países del primer mundo tienen la voz de Dios y en nombre de Dios pueden despedazar niños de forma salvaje. Es imposible concebir un DIOS así, al igual que es imposible, dentro de la idiosincrasia de la población, concebir a un DEMONIO (Satanás, lucifer, etc.) muy bueno que enseñe modales correctos y virtudes.
La ONU dejó de contar la cantidad de muertos en Siria, sin embargo, en el 2014 la cifra ascendía a poco más de 250,000 muertos,

mientras que el representante en Siria de esta misma organización indicaba que la cifra de muertos llegaba a más de 400,000, de los cuales un promedio de 20,000 eran niños. Todo esto acontece y muchos, a nivel mundial, dicen: “Este sistema nos da paz”, dejando entrever su deshumanización, pues nadie como persona o humano podría hablar de paz cuando aniquilan a su semejante.
Es imposible ya, desde la muerte de Bin Laden, asegurar que los bombardeos tanto de Rusia y Estados Unidos a Siria e Irak, sean por seguridad del mundo. Se sabe y es un secreto a voces, que tales bombardeos, asesinatos inhumanos y vejaciones, son por el deseo diabólico de apoderarse del petróleo que existe en Siria e Irak. Dudamos sinceramente, que Dios vaya a enriquecerse con ese petróleo, para decir que en su libro sagrado ya se profetizó tal cosa y por ende hoy se cumple. Peor aún, se cumple su palabra gracias a esos países, que históricamente bombardearon a otras culturas sin conmiseración alguna, tales como como Vietnam, Hiroshima y Nagazaky.
El mar rojo es ahora un mar de sangre, por eso nuestras voces se ahogan en sangre, mientras tanto cada medio propulsado por este Sistema de paz, cumple su rol: crear ignorantes a base de mentiras. Más de 85 muertos debido a los bombardeos nucleares se registraron en Siria y ya hay quienes profetizan el inicio de la Tercera Guerra Mundial, cuando esta ya estaba predicha mucho antes incluso de que se termine la Segunda Guerra y es fácil predecirla analizando la cultura que alimenta este modelo económico-político que en el fondo nos empanzona de pobreza, no solo económica, sino también de conocimientos. Esa cultura (nutriente de nuestro sistema de paz actual), que arranca corazones, crea suicidios, mata personas cada segundo, causa accidentes automovilísticos cada hora, es el vil egoísmo y egocentrismo, dos columnas en las que se basa el sistema actual o sistema de paz, sin entender que lo que hace humano a un ser humano es su humanidad, humanidad que ampliamente significa solidaridad, respeto y amor hacia su propia raza.

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