Devorando "El Caníbal es el otro" de Víctor Vich

     Por: J. Miguel Vargas Rosas

       Leí ya hace un buen tiempo “El caníbal es el otro” de Víctor Vich y me tomé ese buen tiempo para asimilarlo un poco. Es un libro muy ágil, nada tedioso, donde analiza lo que sucedió durante la guerra interna desde 1980 en el Perú y utiliza la intertextualidad para poder lograr su objetivo, basándose en el texto de una subversiva (Tiempos de Guerra), las declaraciones textualizadas de dos hombres del pueblo y el libro de Vargas Llosa “Lituma en los Andes”
       Comparto en un noventa y nueve por ciento lo que se plantea en el texto, pero profundizo en la primera parte donde analiza una recopilación de textos que para Vich se transforma en poemario desde que Rosa  Murinache lo acomoda y le dota de cierta estructura, pero dichos textos eran originalmente fragmentos de discursos de Abimael Guzman Reynoso y desde mi punto de vista, por más que Murinache les acomode de una u otra forma, siguen siendo fragmentos de discursos (muy atractivos y carismáticos por cierto) que utiliza ciertos recursos poéticos, pero no llegan a ser poemas en sí.
Tiempos de guerra es un poemario clandestino que circuló durante los años más crudos de la violencia en el Perú. Se trata de una particular colección de poemas destinados a divulgar la necesidad de la lucha armada”; indica Vich, mas no explica el por qué considerar poemas a los fragmentos de discursos. Para que un texto se vuelva poema no basta con dotarle de un orden estructural, sino también del arte y la agilidad con la que se maneja la estética, el lenguaje y los recursos que unidos forjan un todo estético y transmiten un mensaje. Algo muy diferente sucede con un panfleto o discurso, en estos puedes utilizar ciertos recursos estéticos e incluso poéticos, pero su ritmo y su belleza aún no han llegado al de un poema.
  Más adelante (Pág. 21 Ed. Horizonte e IEP) citará a la propia Rosa Murinache, quien aclara: “El trabajo se limitó a seleccionar los pensamientos más altos, colocarlos en forma de poema y darles estructura, ordenamiento y ritmo poético. Es preciso señalarlo, que no se contribuyó a enriquecer el texto, ni siquiera con una sola palabra”; con esto se corrobora que los textos siguen siendo fragmentos de discursos. El error radica en todo caso en no cambiar ni una sola de las palabras para llenarle de una estética que lo aproximen a un poema, aunque hay que reconocer que algunos párrafos de algunos de los textos de la colección de Rosa Murinache se asoman bastante a la forma de un poema, pero decaen.
Vich señala después: “Creo que es necesario señalar que este trabajo literario sólo pudo hacerse porque, en mi concepto, estos eran poemas insertos en un texto en prosa de carácter político”, si bien es cierto que Vich reconoce que en los discursos de Guzmán se intercalan recursos poéticos, también asegura que con solo agregarle una estructura, Murinache hizo que dichos textos se volvieran poemas, pero ya señalamos que no basta con solo organizar la estructura de un texto para tornarlo poema.
Nos bastará citar uno de los textos que selecciona Rosa en “Tiempos de guerra” y que el propio Victor Vich menciona en su libro: “Así es el mundo hoy/ vivimos en una época extraordinaria/ Nunca/ los hombres/ tuvieron tan heroico/ destino/ Así está escrito/ A los hombres de hoy/ a los que bregan/ respiran/ y combaten/ les ha correspondido/ barrer/ a la reacción/ de la faz/ de la tierra/ La más luminosa/ y grandiosa/ misión (….)”; el texto prosigue (con una estructura de la generación del 60, sin signos de puntuación y versos de una sola palabra), pero está exento de estética poética y los recursos poéticos que utiliza son básicos y/o simples.  
       Por nuestra parte citaremos otro texto de esta misma colección de Rosa:
       “Nuestra bandera ya está/ puesta/ en otra cumbre más alta./ Los tambores comienzan a/ sonar/ El viento se agita/ la Bandera es un grito/ hermoso/ en rojo/ a todos nos llama/ ¡Ascenderemos!/ Asi será/ Nada más podemos hacer./ A la revolución nada/ la puede detener”; como vemos, en estas líneas hay más proximidad a un poema, los recursos estéticos mejor elaborados, pero vuelven a decaer en un discurso exento de esa belleza. Poemas, vuelvo a recalcar, no los consideraría porque les falta ritmo. La mayoría de estos son llamados a combatir, a luchar por la revolución, pero son discursos y en el mejor de los casos podrían ser utilizados como panfletos, las características que poseen son efectivamente de panfletos. Y aplicando la intertextualidad podríamos citar al propio Jovaldo cuyos versos son sencillos pero tiene una estética poética o las de la propia Edith Lagos o incluso, los textos escritos por el guerrillero Guevara de la Serna.
Bien, cerremos aquí el tema de la estética poética. Comparto en muchos aspectos en el análisis del fondo que hace Victor Vich sobre los textos y los temas que se desprenden de estos. Es amplio y complejo. Desde su concepción teológica, pasando por su concepción de masas, de la muerte y su relación con las masas que, se deja entrever ya en estos textos. Concepciones erróneas que llevaron a garrafales desenfrenos durante la guerra interna. Por ejemplo el menosprecio casi total del individuo y el ensalzar al máximo al individuo en grupo, olvidando lo postulado por los clásicos del marxismo que decían que hay que preocuparse también por los individuos como persona para que estas puedan desarrollarse y aportar en conjunto con las masas. 
  Sin embargo Vich dice que Rosa Murinache cae, es sumida al poder del hombre y no se desarrolla un espíritu feminista en ella, no es ella misma sino un material usado, por el solo hecho d
e asumir la posición de Guzmán (varón) como suya.  Aquí no defenderé posiciones ideológicas, solo que es algo ilógico decir que alguien sea sojuzgada por una persona por el solo hecho de asumir la misma posición política. En tal caso el movimiento feminista verdadero, jamás se hubiera desarrollado, pues para forjarse se tomaron políticas planteadas también por varones, las de Carlos Marx y Lenin, por ejemplo. El error de caer como material usado por alguien, es cuando no se razona en base a la política planteada. ¿Qué en épocas de los 80’s pasó?, sí pasó. Pero Vich señala que Murinache (Mujer) cae sumida por hacer suya la ideología de Guzmán(Varón), de esto se desprende que ninguna mujer que luche por la emancipación de la mujer debe tomar la ideología planteada por un varón. Esto es un craso error de Vich. La cosa es no dejarse manejar por las personas que más adelante pueden fallar y no aportar nada en base a esa línea política que se asume.
Después, no puedo negar la gran capacidad analítica de Victor Vich, cuyo libro “El Caníbal es el otro” es intenso, profundo y hasta minucioso que nos adentra a un mundo casi mítico. Tenemos en Vich uno de los más grandes analíticos e intelectuales que ha dado el Perú. Comparto al cien por cien el cómo analiza y crítica la postura de Vargas Llosa en su “Lituma en los andes”, escrito y basado en la alienación estupidizante del ahora nobel de literatura, con el fin de desprestigiar a los pobladores del Perú profundo, de mostrarlos como salvajes, dando a conocer a sí su desconocimiento sobre la cultura peruana y su espíritu rimbombante, egoísta, anticultural.


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