Un libro hermoso, tierno y revoltoso. Así se podría definir a “La última estocada” , cuyo lenguaje se viste de la ternura de la infancia, pero a la vez del espíritu de los habitantes del Perú profundo, es decir un espíritu humano, solidario, un espíritu que rompe la cadena tan fría con la que suelen comportarse los de la llamada “civilización”. Su dialecto se asemeja al de José María Arguedas de los Ríos Profundos, sin embargo, a este dialecto, Alejandro Acosta le agrega el estilo moderno de narración, haciendo que las descripciones sean menos extensas, esto es positivo, aunque por ratos falla y le quita la intensidad propia que debería poseer alguno de sus relatos. En general el libro de cuentos posee un lenguaje fluido, entretenido y de transmisión de mensajes constantes, por lo que es necesario analizar cada historia. Por ejemplo, el cuento “Operación secreta” nos muestra la conexión que existe entre el poblador andino y los animales, una conex...
Por: J. Miguel Vargas Rosas Leo las historias de Diófer Vásquez Aguirre en el libro “Lluvia de Lágrimas” y noto en ellas a un escritor en desarrollo, de quien sobresale una narrativa semejante a la indigenista o neoindigenista como ha decidido llamar Tomas Escajadillo a esas historias que tienen entre otras características el mostrar al indígena u hombre del campo en la ciudad. Me quedo con esa parte de “ Lluvia de Lágrimas” en la que los personajes, truncados por la tragedia social ocasionada por las relaciones de producción dentro de un sistema político-económico como el Perú, están martirizados y utilizan en sus diálogos un español quechuizado. Vásquez Aguirre demuestra amplio conocimiento sobre palabras quechuas, la geografía donde ubica a sus personajes y cantos pastoriles de un tiempo no tan remoto de la sierra huanuqueña. En su prosa sencilla se distinguen pequeñas pinceladas de poesía que le permiten impactar en la psicología del lect...
Comentarios
Publicar un comentario