De pintura, paisajismo, puntillismo y abstracciones....

   Por: J. Miguel Vargas Rosas   

     El paisajismo ha sido el tema que se ha tocado de forma persistente en la pintura huanuqueña. A través del tiempo los pintores de esta región han sobresalido en este campo y si nos centramos en la actualidad, hay una fuerte inclinación todavía por el paisajismo, al cual dotan del estilo heredado por Ricardo Flores Gutierrez de Quintallina, quien fue uno de los máximos exponentes del paisajismo en el Perú.  
          En este tema vuelve a incidir Angel Tadeo Ramos en su exposición de pintura. Aunque trata de romper con el esquema del paisajismo, le es imposible abandonar del todo esta área, y retoma el tema hasta la saciedad, pues termina creando en su mayoría cuadros paisajistas. Esto se podría explicar señalando que, el panorama huanuqueño es demasiado atractivo para el espíritu solitario del artista, lo enamora, lo atrapa y lo enceguece de toda otra realidad, aunque claro hay artistas plásticos que se dedican al paisajismo porque  es más rentable.

      Analizaré escuetamente algunas pinturas de Tadeo Ramos que se alejan del paisajismo. He tratado de examinar profundamente los rostros que ha pintado y llama la atención la mirada nostálgica de una niña, cuadro al que su autor ha titulado “Cholita”, a simple vista uno podría decir que se intentó practicar una especie de técnica de puntillista y cubista, pero las pinceladas forman pequeñas estrellitas. La profundidad de la niña que mira nostálgica y pensativa, transmite demasiado el sentimiento de los pobladores andinos, esa sencillez y timidez al ser azotados por el viento en las alturas. 
      Igual pasa con el otro rostro del niño, titulado “Cholito”, cuya tristeza tierna contagia y transmite el sentimiento andino. Cada rostro tiene como fondo colores enteros que denotan soledad y permite resaltar al personaje. Pero en Cholito y Cholita, los colores negro y marrón abarcan un estado anímico, que se impregna en la psiquis del observador; precisamente, su fin es transmitir nostalgia, tal vez porque trata de aproximarse a la crítica social y reclamar lo que están viviendo los campesinos o niños del campo. En cambio en el otro, al que titula “Abuelo domaino”, el campesino sale sonriente y hay en él un fondo verde, como de esperanza, pero lo aísla y hay en la sonrisa del abuelo, también nostalgia, es decir el verde débil nos dispara esperanzas con cierta alegría pero no significa la alegría en sí.
     En estos cuadros, vemos que Tadeo Ramos quiere salir de lo cotidiano, pero aún maneja los colores comunes para transmitir mensajes sentimentales y, el experimento en el estilo, nos demuestra algo de esperanza en su arte, pues trata de hallar y busca incansablemente su propio estilo.
     Los otros cuadros, algo abstractos, tienen ternura, una sencillez y falto de oscuridad. Trata de hacerlo complicado pero lo abstracto debe estar sentado sobre todo en lo oscuro, en lo profundo. Tadeo, en la pintura “Personaje y sangre” nos muestra figuras que se entremezclan, sobresaliendo los colmillos ensangrentados que parecen haber mordido algún órgano humano, el cual a su vez está conectado a un pequeño pozo de agua y claramente se entiende la explicación modesta que hace sobre la existente inconexión de la vida humana con la naturaleza. Tal como el espíritu de cualquier hombre de campo, Tadeo nos impulsa a cuidar la naturaleza, pero también nos llama la atención por esos colmillos que nos chupan la sangre. El rojo que se intensifica en su cuadro, nos hace reflexionar sobre el derrame de sangre humana en vano.

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