LOS ASESINATOS DEL TRÁFICO VEHICULAR

     Poco más de veinte mil muertes al año, causan los accidentes viales en México, comprobándose que se dan más de 300,000 accidentes en el año. Las personas, con temor a ser una de esas víctimas, miran mil veces a ambos costados antes de cruzar la calle; pese a eso, es necesario persignarse, encomendándose a la voluntad de Dios. Según los últimos datos, de esas 20,000 muertes anuales, un promedio de 70 % son peatones, o mejor dicho, personas que no conducen ningún tipo de vehículo, mientras que el 18 % son ciclistas, a las que no se les respeta ni un cabello.
         Esta cifra es espantosa cuando se habla de Latinoamérica en general, pues más de 120,000 muertes se ocasionan al año y mas de seis millones de heridos, por la misma causa. Las personas no saben ya cómo hacer. Se encomiendan a Dios, pero parece el Demonio dominar las autopistas y las calles. Los conductores, enloquecidos, se agolpan, desesperados, creyendo que lo que tienen al frente o a los costados (peatones), son objetos sin valor.
           Por ejemplo, en Perú, al año mueren más de 4,000 personas, según los estudios en el 2014 y el 80% de esas víctimas, son peatones. Mientras tanto, hay quienes admiran a Europa, pero en este continente las muertes por accidentes viales o de tránsito, ascienden a poco más de 27,000 anual, según los datos arrojados por EFE en el 2014. 
        Dichos datos, lejos de reducirse, han ido en aumento en los últimos años. In-crescendo, con ello, el miedo y el horror. Quizá sea culpa del demonio, que suele disfrazarse de víbora en una calleja desolada o de cuervo en los cables de electricidad, sin embargo creemos que también hay un culpable en la tierra, algo mortal, es decir algo que puede perecer y tal vez sea esa "mano invisible" de la que nos hablaba el clásico Adam Smith.
 Se nos ha criticado a los latinoamericanos y a sus chóferes, como a sus peatones, de tener poca educación y cultura; se nos ha echado en cara aquella irresponsabilidad, mas notamos que en un continente cuya civilización es supuestamente más elevada, las muertes son poco más de 27, 000. ¿Dónde queda pues su educación y cultura? No es justificable, por ningún lado que, en Europa, se mate anualmente esa cantidad, debido "accidentes viales". Más que accidentes, parecen asesinatos a mansalva y el asesino es invisible o se cree invisible, pero el criminal es un sistema político que hasta ahora no ha podido conducir a la mayoría social a dominar su propia creación ni puede controlar la naturaleza. Un sistema basado en el asesinato en masas, que ha llevado su liberalismo económico al liberalismo en el mundo automovilístico, aquel liberalismo que histórica y objetivamente jamás ha convenido a los países de América Latina ni a otros países subdesarrollados.
        Vehículos y licencias circulando sin ningún examen; porque la burocracia u oficinas del Estado están corrompidas hasta los tuétanos; supuestamente se aplica control riguroso, sancionando chóferes, pero de sus ojos saltan putrefacción. Aquí, en ese liberalismo de las autopistas no hay nada que no se pueda comprar, como tampoco hay nada que impida el estrés y la esquizofrenia por los embotellamientos. Cada quien está libre de escoger: o morir o matar, pues no es un crimen, es un accidente, así te hayan metido el vehículo, así lo haya hecho un conductor alcoholizado. Todo es pandemonium. No hay cultura comunitaria, sino individualista, propio del sistema en el que sobrevivimos como animales, encerrados en un campo de concentración, el cual, está ya a punto de estallar y estallará lo más pronto.
        

          

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