Discurso en la casa de la literatura

        Les comparto un pequeño discurso que di en la presentación de mi reciente libro, que espero guste y les sea útil sea para el debate o la reflexión:

            Saludos.    
       Escribimos porque necesitamos gritar, volcar el fuego interno hacia la sociedad, llorar un instante, refugiarnos en un mundo distinto y/o golpear el mundo donde habitamos. Escribimos por tantas cosas, pero por sobre todo escribimos porque es una necesidad inherente a nuestra alma y porque es nuestra dicha. La literatura me ha permitido eso y, jugando con ella hasta llegar a una especie de histeria productiva, descubrí el mundo de lo fantástico, ese lado oscuro que no representa maldad, sino que nos permite representar muchas cosas y verter para el lector múltiples mensajes. Lo oscuro (que algunos llaman gótico) y la fantasía, sirven para ello. Este libro, precisamente, brotó de mi soledad,  a la cual me he apasionado de sobremanera, pero es un libro donde late la realidad, recoge pues lo que desde mi aislamiento he podido observar, una realidad que duele y una dialéctica cuyas leyes son irrompibles.
             He tratado de que cada personaje sea un alter-ego mío y el de los lectores, pues he tratado de que cada uno sea una metáfora profunda que hay que escudriñar y con el cual las personas puedan identificarse. La soledad me ha costado, ha sido muchas veces dura, pero me ha otorgado cosas valiosas también, como el liberarme plenamente de todo estereotipo implantado por grupos de personas y creo que este libro es parte de esa liberación plena de dichos estereotipos o prototipos de grupos humanos que aplican cruelmente discriminación sobre otros que no son iguales a ellos. Y digo que este libro representa eso, porque en él se conjuga la narrativa con la poesía y se aplica recursos estéticos propios de la poesía, tales como el hipérbaton. Hecho que ha causado cierta incomodidad en escritores de narrativa, incomodidad que se respeta, pero que no es la última palabra de la historia. Al fin y al cabo, tengo la concepción de que es la opinión y el impacto sobre la mayoría de lectores, lo que hace a un artista o juzga finalmente a la obra de un artista. El objetivo de este libro en sí, es que cale en amplitud, en el espíritu de los lectores y de la población en general.
         Pero eso sí, la literatura no puede estar separada de nuestra realidad, de la concepción filosófica y política del mundo, menos aún ahora en que el mundo se hunde en el debacle de las guerras cruentas y oportunistas, en que el Perú se hunde en la peor crisis política y económica. No hay artista alguno que pueda permanecer inerme ante esta oscura realidad, no hay artista ni intelectual que puede enajenarse ante esto. Es una etapa oscura, pero una de las leyes de la dialéctica funciona también dentro de esa oscuridad, porque en medio de lo oscuro hay una luz y a esa luz quiere sumarse también mi obra, queremos aportar con la literatura esa luz que irradia en medio de la oscuridad, porque esa luz no la posee un individuo, la poseen las mayorías sociales, cuyo destino conquistarán más temprano que tarde.
      Hay quienes han dicho, ¿quién en su sano juicio puede hablarle a niños sobre la muerte?, ¿quién en su sano juicio puede hablarle a los niños y adolescentes sobre el mundo caótico en el que vivimos?, cuando el mundo nos muestra muertes por doquier y lo que es peor, muertes ocasionadas por la mano humana contra niños inocentes; cuando hay miles de niños que sufren la mano invisible del capital y esta vuelve la vida de ellos y las de sus padres en un mundo caótico. La pregunta sería, ¿quién en su sano juicio priva de filosofar la mente del niño?, ¿quién en su sano juicio elimina el análisis crítico de la mente del niño y del adolescente?, hacer eso, es eliminar la libertad del ser y es lo que se está buscando mediante muchas obras literarias que ingresan a los colegios, cuya forma y fondo no ayudan en la creación de ese ser libre.
      Así pues, esperamos aportar en algo al amplio mundo de las letras y al amplio mundo humano para ir forjando uno nuevo, uno donde el hombre no destruya al hombre y no se bombardeen los jardines de la niñez. Y espero, personalmente, aportar algo con estas páginas. Y concluyo pues, agradeciendo a los amigos, literatos y críticos que me acompañan en la mesa, al escritor que hoy fue un gran maestro de ceremonias, al joven músico y cantante y a ustedes, en general, que han dado vida a esta noche, a ustedes cuya presencia ha sido muy valiosa para mí y creo que para todos los aquí presentes.
             Gracias.

J. Miguel Vargas Rosas





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