Una mirada a ‘Hijos de la Iglesia’

Por: Thalia Huachallanqui

  Hace muy poco leí el libro 'Los hijos de la Iglesia' del escritor Miguel Vargas Rosas y lo encuentro muy recomendable si lo que deseas es pasar una noche pegada al suspenso y al desenlace de sus historias porque, personalmente, quedé atrapada por los cuatro cuentos de terror que contiene. Efectivamente, como menciona Gimena Vartu, cada uno de ellos abarca pasajes de ficción que incluyen fantasmas, seres extraordinarios y posesiones demoniacas. Pero lo que más resalto es que cada historia esconde un mensaje muy claro de la existencia de  problemas sociales que se presentan en nuestra sociedad desde tiempos muy remotos. 

  El primer cuento titulado 'Armario' fue el que me impactó mucho más porque hizo aflorar en mí diversas emociones al irse desvelando lentamente. Además, tiene un inesperado final que refleja un mensaje claro de que un trastorno psicológico puede traer repercusiones muy serias en nuestros actos.  Aunque debo mencionar que el escritor en su afán de querer hacer uso de un lenguaje muy pulido, incluye palabras que pueden resultar un tanto distractoras ya que podrían cortar la ilación de la historia. No obstante, yo resalto el hecho de que se arriesgara por este uso lexical suntuoso puesto que de esa manera nutre el repertorio de sus lectores, lo cual me parece muy beneficioso.

La segunda historia, que lleva el nombre del libro, tiene un mensaje melancólico ya que la trama  representa muy bien las ganas de hacer justicia a una problemática frente a la cual algunas personas suelen hacerse de la vista gorda. Para ello, el autor usa personajes  principales muy precisos tales como los niños de la iglesia. De esta manera,  el escritor clama que estos infantes fantasmagóricos son los únicos inocentes que sufren la inclemencia de gente que se deshace de ellos como si fueran algo sin importancia, sólo una cosa más. Adicionalmente, al final de la historia, el escritor deja al pobre Michael trastornado pero a la vez muy consciente de que debe hacer justicia a esta problemática que implica ir contra el derecho a la vida. En este cuento, se aprecia que el uso del lenguaje usado fue el ideal pues no hay exageraciones ni términos ostentosos que desvían la atención del lector.  Por otro lado, el diálogo de los niños; es decir, la manera como Vargas redacta el habla de los infantes y que, por cierto, es un rasgo común en sus otros cuentos, refleja la candidez y la calidez de la niñez. Lo cual denota ternura en medio de tantas apariciones fantasmales.

  El tercer cuento que lleva el nombre de 'Extraños habitantes' cuenta una leyenda oriunda de la selva en la que aparecen seres extraordinarios y aterrorizan a una pandilla de niños que sufre la pérdida de uno de sus camaradas. Esta historia refleja el desdén de las autoridades locales de Aguaytia, los cuales no hacen nada por dar con el culpable de las inexplicables muertes infantiles que acontecen durante los años 90's. Un relato bastante fantasioso e imaginativo pero que usa un lenguaje un poco más coloquial el cual llega a capturar de manera fresca la mirada del lector.

  La última historia, ‘Jauría’, presenta a Angelo como personaje principal y su destino final, el cual queda en suspenso pero con un mensaje claro de tono social. El hecho de que el escritor mencione a los científicos norteamericanos muestra la férrea oposición al sistema capitalista ya que se pone en evidencia el control que el país norteamericano tiene sobre nuestra nación y el irreparable daño que nos hace. Es un cuento que incita bastante a la reflexión.

  En suma, ‘Los hijos de la Iglesia’ es un libro de ficción-horror pero que nos deja bastante conscientes de nuestra realidad y con muchas ansias de querer hacer justicia o, al menos, buscar la manera de luchar en contra de nuestra problemática social.

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