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Un somero comentario sobre Revolución Caliente

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 Escribe: J. Miguel Vargas Rosas      Está demás manifestar que Rodolfo Ybarra tiene una gran destreza en el uso del lenguaje y en la creación poética, por lo que su novela Revolución caliente (Arteidea, 2020) que sobrepasa las 500 páginas, posee una prosa-poética impecable y dinamismos lingüísticos. Dicha novela trata de reescribir la “auténtica” Historia del Perú, tal como lo señala el subtítulo —y lo hace con un tono controversial y a través de alegorías—, y de esbozar teorías revolucionarias aparentemente aplicadas a los años ochenta y a la modernidad, aunque en un 60% del  discurso narrativo se limita a verter reclamos y protestas contra el sistema imperante, tal como señala Marco Aurelio Denegri: «El texto de Ybarra es un texto de denuncia, de invectiva; son manifestaciones, digamos, propias de los repentes fundados de ira ya desde un punto diferente del discurso para alzar los ánimos en las plazas públicas» . Por tal motivo, hablar sobre la novela de Ybarra es hablar también sob

Sobre el poema «La mujer», de Mariano Melgar

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   Escrito por Julio Carmona        Desde la primera vez que, en una antología poética, leí el soneto de Mariano Melgar (Arequipa, 1790-1815) que, más adelante, voy a transcribir y a comentar o interpretar, quedé convencido de que no solo era un excelente versificador (y eximio hacedor de sonetos) sino que era un poeta a toda prueba. Lo cual no quitaba que sintiera una cierta decepción debida al tema tratado en el poema aludido: «La mujer». La primera impresión que tuve fue: que era un dechado de misoginia, es decir, un soterrado «odio a la mujer», a partir —pensé— de alguna decepción amorosa muy fuerte. Pero, siempre que pude, retorné a su lectura y, con cada una de las que realicé, en sucesivos años, fui modificando esa primera impresión. Hasta que, por fin, he decidido escribir algo que la contradice. Y que, después de transcribir el poema en sí, expondré, detenidamente.      «La mujer» (soneto)      No nació la mujer para querida,      por esquiva, por falsa y por mudable;      y p

«Fieras» de Mariangela Ugarelli y la literatura Weird

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     Escribe J. Miguel Vargas Rosas      Las historias fantásticas o la literatura fantástica en el Perú, ha sido hasta hoy vista con ojos desdeñosos por la crítica literaria, la cual la cataloga de poco seria y la sentencia por no aportar reflexiones relevantes para la explicación de fenómenos sociales o no ayudar a empujar a la sociedad hacia un estadio superior. No obstante, estas historias han pugnado desde mucho tiempo atrás por ganarse un espacio respetuoso en la literatura peruana; debemos recordar que el propio César Vallejo escribió narrativa de corte fantasioso con tintes góticos y hasta escabrosos; también lo hicieron escritores como Abraham Valdelomar, Clemente Palma, entre otros tantos. El intento no ha sido exitoso, pues el realismo ha conservado la corona, aunque ahora se estén abriendo más espacios para la literatura fantástica, la cual aún carece —valgan verdades— de originalidad y calidad altamente considerables, y esto se debe a que es una literatura que básicamente

Mi lectura del libro de cuentos "Hijos de la iglesia"

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     Escribe Julio Carmona        Hace pocos días, recibí el libro titulado “Hijos de la iglesia”, del escritor Miguel Vargas Rosas (aunque eufónicamente lo sugiera, él no tiene nada que ver con el otro Vargas). He leído el libro, en principio, porque me une a su autor una sincera amistad (y comunidad de ideas). Es más, él con mucha generosidad ha opinado (con franqueza sobre algunos textos míos). Y este hecho hace que me sienta impedido de escribir algo sobre el suyo. Pues puede pensarse que estamos haciendo (algo que a ambos nos repugna): la mutua-condecoración, como suelen hacer los de la otra orilla. Pero, aunque se crea lo contrario, no voy a elogiarlo, sino a combinar la censura con la sugerencia.       Los comentaristas que asumimos la visión realista (dejada de herencia por J.C. Mariátegui y César Vallejo) no nos detenemos en el análisis de la forma para demostrar que el libro está bien escrito, porque de no ser así, tampoco tendríamos nada que decir sobre el contenido, ya que

Entre poemas: sobre los dos premios de la última bienal Copé 2021

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Escribe: J. Miguel Vargas Rosas      Hablar de poesía resulta complejo e intenso, por la desproporcionalidad de postulados y conceptos vertidos sobre el género lírico. Más complejo aún resulta hablar de la poesía de hoy. Pero aquí haremos un intento somero de comentar sobre los dos primeros puestos en la última bienal de poesía “Copé”, realizado en el 2021. Sin negar nunca, tal como dijera Mariátegui, nuestra parcialidad que no tiene nada que ver con el “compadrazgo” de la crítica actual. Aristóteles, en su famosa Poética, manifiesta que la poesía es creada a partir de las “improvisaciones” de “una serie de mejoramientos graduales” de la imitación.  Y puntualiza algo muy característico en nosotros, los que vemos en la poesía la expresión —directa o indirecta, explícita o implícita— del alma del poeta: «(…) aunque los objetos mismos resulten penosos de ver nos deleitamos en contemplar en el arte las representaciones más realistas de ellos, las formas, por ejemplo, de los animales más re

Enjaulado

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    Escrito por: J. Miguel Vargas Rosas           Palabras lloviendo sobre la mesa; empapan el suelo, derriten las paredes, debilitan los techos. Palabras, solo palabras. Encienden la fogata de la gélida habitación. En ese insólito rincón del mundo, solo palabras agobiantes agolpándose abruptamente en la memoria. Guillén observa su imagen en el espejo, sentado detrás del tocador, sobre una silla de madera barnizada; extrae un cigarrillo del bolsillo de la camisa, se lo lleva a los labios. La otra mano, por inercia, coge el encendedor que yace sobre el tocador, con el cual enciende el cigarrillo. La vida ha sido un viaje; uno simple y sencillo… No, no, no… Ha sido un viaje dentro de una jaula, aplastado como un vil insecto… El tabaco le provoca un amargor en la lengua adormecida… Los de afuera con su silencio conformista le rompen la clavícula cada día… Ese silencio mata, adormece, aburre. Llegado a esta parte de la vida, ¿tiene sentido continuar con el viacrucis? Diana muerta, la gen

Redes

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Escrito por: J. Miguel Vargas Rosas   « Tal vez existan niños que aún no han comido carne de hombre » Lu Sin            Roger observó a Agatha quitarse la ropa con sensualidad. Los senos se le agitaron; el rosa de sus pezones pareció encenderse aún más y el cuerpo esbelto se movía como una sierpe hipnotizadora.       — Hagamos el amor —le susurró ella, moviendo ligeramente la cadera y cruzando las piernas— Ven, Roger… Hagamos el amor.       El vientre desnudo de Agatha le provocó una erección incontrolable. Ella delineó una sonrisa malévola y él la imitó henchido de un morbo creciente. No obstante, al ver los pies desnudos de la mujer, a Roger le volvió a cegar la ira, porque ahí, en el suelo, yacían sus dos hijos tiesos y pálidos sobre un charco de sangre.        — Pero qué has hecho —le increpó con la voz quebrada, reculando algunos pasos— ¡Qué has hecho!   —los ojos se le anegaron de lágrimas.       — Solo estorbaban —sonrió la mujer al responder— Ahora somos tú y yo nuevamente, en