Las Calles del Infierno (Fragmento del Primer Capítulo)

   

 Yo camino cada día por las calles del infierno, donde humean las vesículas y donde lloran las paredes. Yo he caminado todos los días por las calles del infierno, mientras el corazón aprendía a ser fuerte, fuerte pero no insensible. He visto a los pequeños ángeles consumiéndose en las llamas de lo infernal y he llorado en silencio, fijando una mirada aparentemente fría en aquellas profundidades jamás vistas por los señores que en sus castillos se resguardan.
Lo peor es que esos ángeles son de carne y hueso, sus estómagos rugen al sentir el hambre, sus corazones lloran al ver morir a sus padres, sus cuerpos se consumen al trabajar como bestias de carga.        Esos ángeles están en todas partes, consumiendo pegamento con bolsa en alguna calle de México, mientras se disparan las cifras de que en los campos de cosecha mexicanos, más de 300,000 niños trabajan en condiciones de semiesclavitud, tan sólo para ganar una pequeña propina o conquistar algún derecho, pues cuatro de cada diez niños pertenecientes a familias jornaleras, sufren de desnutrición crónica.
      Esto demuestra que la semifeudalidad en América Latina sigue latente y al semifeudal no le tiembla la mano blandir el látigo explotador contra menores de edad o contra familias enteras de campesinos.  Un hombre en la televisión, que parece ser congresista o diputado o lo que sea: en fin, están hechos y vestidos con la misma pasta, puede hablar de la globalización, del desarrollo internacional de la economía, del capitalismo evolutivo y tantas otras chácharas, sin embargo en las ciudades de México, cuyo TLC con la gran potencia económica norteamericana sigue vigente, alberga en sus entrañas a cientos de miles de niños explotados a la sombra de las naves industriales, estos cientos de miles de niños proceden de la cifra mínima calculada de pobres que asciende a los 53, 3 millones en las ciudades mexicanas, pero no hay que exasperarse son sólo cifras aproximadas, las cuales no pueden ser inferiores pero si se hiciera un análisis exhaustivo, estas cifras ascenderían sin duda alguna. 
     ¿Por qué sólo cifras aproximadas?, los gobiernos han decidido mantener ocultos estos resultados o simplemente decidieron no investigar nada y hacerse los ciegos, digamos que en bien de la democracia. Pero según la UNAM, de estos cientos de miles de niños trabajadores, sólo 900,000 cuentan con un hogar y el resto, es decir el 64% sobrevive en las calles. No hay nada más que decir, esto es parte del infierno que se intensifica con las masacres que realizan los nuevos burgueses, los nuevos capitalistas, los nuevos amos y señores de la vida, del Estado y de la economía, los llamados narcotraficantes, quienes aniquilan también a cientos de niños en similar forma que los ejércitos invasores desaparecen a los niños en Irak, Irán, Palestina y tantos otros países subdesarrollados. Estos señores que saben controlar los altibajos de la economía capitalista a la perfección, crean zozobra y caos al igual que cualquier otro Estado moderno crea zozobra y caos entre los pobladores, con miseria, terror de delincuencia, más miseria, injusticia y más miseria, desempleo y más miseria….
Gran parte de México, dicen, es tierra de nadie, pero se puede uno dar cuenta con clara nitidez que gran parte de México es gobernado por el narcotráfico, esos señores que saben manejar con astucia la ley de la oferta y la demanda, así como superar cualquier inflación o crisis económica, pues el negocio de la cocaína está en todos sitios, en cada rincón, en cada calle o incluso en cada trabajo, dando grandes ingresos a los señores del libre comercio, alimentando en muchos casos a los gobernantes.
       En cuanto ven una pequeña crisis, se desata la guerra. En México así como en gran parte de Italia, la mafia ha tomado rostros cada vez más espantosos, creando zozobra y declarando la guerra, una guerra escondida, a cualquier gobierno que amenace sus intereses, sin embargo lo que preocupa son los asesinatos más salvajes contra menores de edad quienes a su vez no sólo han aprendido a disparar un arma, sea ésta metralleta o pistolas, sino que también han aprendido a concentrar la frialdad más grande de la tierra para poder disparar contra los supuestos “enemigos”. 
      Un adolescente de 18 años fue interceptado por un grupo en una camioneta, conducido a un campo desolado y tras haber declarado que participaba en un bando contrario, fue degollado peor que un perro en Guanajuato. Mientras le arrancaban la cabeza lentamente, aún su corazón bombeaba y respiraba por la garganta. Todo esto fue grabado por una videocámara del grupo homicida. Ahora todos los cárteles en México, como demás grupos del negocio de la droga, hacen público, sin ningún remordimiento ni vergüenza, vía internet, todos sus crueles asesinatos. La mafia de antes ya dejó de ser lo que era. Los nuevos, ahora aplican otros métodos y son otras sus actitudes.

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