Exprimiendo "A Sangre Fría"


Por: J. Miguel Vargas Rosas

       “Eres fuerte pero en tu fuerza hay una grieta y a menos que aprendas a controlarla, esa grieta demostrará ser más poderosa que tu fuerza y te vencerá. ¿La grieta? Explosión de la reacción emocional totalmente desproporcionada a los hechos. ¿Por qué?, ¿por qué esa irrazonable ira cuando ves a otros contentos, felices y satisfechos?, ¿por qué ese creciente desprecio por la gente y esas ganas de herirla? Muy bien: crees que son necios y los desprecias porque su moral, su felicidad son el origen de tu frustración, y tu resentimiento. Pero esas ideas son terribles enemigos que llevas dentro de ti… y a la larga serán mortíferos; como las bacterias que resisten al tiempo, no matan al individuo sino que dejan en su modo de ser el estigma de una criatura desgarrada y retorcida; dejan fuego en su interior avivado por astillas de desprecio y odio. Podrá prosperar pero no dará fruto porque él es su propio enemigo y le estará vedado gozar intensamente de sus triunfos”; todo este texto pertenece a Willie-Jay en uno de los capítulos de la famosa obra “A Sangre Fría”, de Truman Capote.
Muy lejos del análisis literario de esta obra, que sin duda es (personalmente) una novela muy bien lograda, superior a cualquier otro libro escrito por el autor, incluido está Desayuno en Tiffany’s,  llama la atención la penetración detallada de Truman Capote a la psicología de Perry Smith y Dick Hickock, siempre llevando delante aquella incógnita que todos se plantean cuando ven actos macabros como lo ocurrido en noviembre de 1959 en Holcomb, Kansas: ¿Qué llevó a tales personas a cometer cruentos crímenes?, será siempre fácil exclamar: Son maniáticos, locos o dementes. Truman Capote intentó llegar más allá e involuntariamente quizá, nos muestra una degradación total del sistema económico de Norteamérica, así como de la sociedad y educación norteamericana misma.
Tras leer la obra es imposible olvidar a los Clutter y su cruento final; la súplica de Nancy Clutter para que no la maten; imposible olvidar la maldita grieta de la que habla Willie-Jay; el túnel oscuro y pedregoso por donde nos lleva Capote utilizando el análisis psicológico gracias a psiquiatras expertos. Imposible olvidar el guiño de Perry Smith, con su mente retorcida, antes de que terminara colgado en la prisión de Kansas, o el llanto de Dick Hickock sentado en su prisión, porque sabe que lo ahorcarán. Imposible olvidar el sentimentalismo y el razonamiento justo que embarga el alma de Al Dewey. 
La obra con un estilo propio de la literatura moderna, consta de flash backs, cambio constante del narrador, de tercera a segunda y primera persona, paralelismos y cartas reales así como decretos o entrevistas, realizadas durante el proceso en 1960. Capote se refiere a él mismo en tercera persona, como un amigo periodista que tienen los prisioneros Perry Smith y Dick Hickock. Nunca hace mención a su nombre y sólo se le halla en poquísimas páginas al final de la historia. Además combina magistralmente el lenguaje periodístico y el de la novela.

Truman Capote haciendo investigaciones para su novela

El estudio psicológico abunda en estas páginas policíacas. Nada tedioso, la obra de Capote ingresa a ese cuarto oscuro que es la mente humana y encendiendo una lámpara explora lo jamás antes visto. Nos muestra una realidad cruenta, la verdad de aquella psicología forjada por una vida miserable, hablamos aquí de una vida miserable no sólo por la pobreza económica, sino también por la educación traumática que da una familia disfuncional aunada a la educación que nos proporcionan la sociedad, los medios de comunicación y las escuelas. Al analizar esta obra que hoy es considerada como un best seller, podemos descubrir la infancia perturbada a la que fue sometido Perry Smith y cómo su mente fue alimentándose de odio, de rencor, de resentimiento, de impulsividad, a pesar de tener una gran inteligencia, hasta sufrir sucesos de demencia que cegaban su racionalidad en determinados momentos.
Es urgente llegar a esa grieta de Willie-Jay para analizar la obra. Esa grieta que no es sino otra cosa que la envidia, el resentimiento, el rencor, forjados en la vida de Perry Smith. Capote, sin pensarlo tal vez, hizo un gran aporte al estudio de la sociedad moderna, a la llamada civilización que es mucho más incivilizada que los viejos Vikingos, más salvaje que el reino animal. Perry Smith deseó educación y no le dieron; deseó amor, a cambio recibió el orfelinato donde las mujeres y hombres de Dios lo torturaban y ultrajaban. Anhelaba, de niño, una vida normal, a cambio fue condenado a solamente ver cómo otros tenían más que él y él, era olvidado en la más vil indiferencia.
Perry Smith es el sujeto que “pudo haber sido pero no lo fue”. Ha interiorizado el resentimiento más grande y durante toda su vida hasta la juventud, ha conocido a muchos que odiaba porque lo torturaron, lo hicieron sentir miserable, pero nunca les hizo daño y por esto, producto de esos hechos que lo traumaron, mató a los Clutter, inocentes, y fue como una forma de librarse de todo lo que guardaba dentro, sin que Perry se diera cuenta de esto. Dick Hickock, es el típico sujeto que anhela el poder a costa de todo, pero ha analizado que el poder se consigue con el dinero. Aquí juega mucho la educación impartida en la sociedad y las escuelas. Una educación dada directamente a los infantes: “Sin dinero no eres nada”; sin embargo Dick Hickock no era demente ni maniaco, no había matado a nadie. Robaba porque tenía esa enfermedad o mejor dicho era cleptómano. Alucinaba con hacer cosas malas, macabras, porque es parte de la educación que, maquillando un poco, nos han transmitido los medios de comunicación y de prensa, es lo que nos han enseñado años y siglos de guerra. Que lo malo es venerado y respetado en esta sociedad.
Incluso al justificarse uno de los asesinos, explica: “Me juzgan por haber matado, pero a los soldados que matan gente inocente, les dan hasta medallas”; no defiendo aquí la actitud demencial de los sujetos. Merecían la pena de muerte como lo sostuvo Al Dewey, detective que los capturó, pero ¿luego qué?, matamos a dos y seguimos sin solucionar el problema de raíz, porque el sistema gubernamental sigue siendo igual de incivilizado, de salvaje, matando la infancia en el corazón de los niños y por ende este mismo sistema político seguirá forjando personas con mentes enfermas. 
20 de abril de 1999- Estados Unidos: se produce el asesinato de 23 estudiantes y 24 personas  heridas en el Columbine High School.
08 de enero del 2011-Tucson (USA): Mueren seis personas en el supermercado Safeway, entre ellos un juez, debido a un tiroteo, hoy día conocido como “Tiroteo de Tucson”
20 de julio del 2012-Condado de Aurora (USA): Un promedio de 15 personas asesinadas en el cine y 71 heridos.
16 de setiembre del 2013-Washington (USA): 12 personas fueron asesinadas y 3 heridas en el edificio de la Navy Yard 197.
23 de mayo del 2014-California (USA): son asesinadas siete personas en Isla Vista y trece más resultaron heridas.
Los asesinatos o masacres en Estados Unidos siguen suscitándose y no son precisamente grupos con algún objetivo religioso o político, son jóvenes no mayores de 30 años que asesinan solos o con algún compañero, a sus semejantes. Los asesinos, en la mayoría de los casos, poseen un intelecto prodigioso en los estudios académicos, pero andan también con la misma grieta de la que Willie-Jay escribe en “A Sangre Fría”. Esto no demuestra sino que este sistema podrido, marginador, clasista, corrupto, incivilizado e inhumano, corrompe el alma del ser que ha salido del vientre, puro y genial, degradándolo hasta trastornarlo por completo. 
Prácticamente es esto lo que dice Capote en “A Sangre Fría”, por eso busca explorar la mente de Perry Smith y Dick Hickock, autores del más aterrador asesinato de 1959 en Holcomb, asesinando a cuatro miembros de la familia Clutter, con disparos a quemarropa en la cabeza y degollando al padre. Todo el estudio del por qué asesinaron estos sujetos, nos lleva al inicio… a la niñez. Los asesinatos o masacres más recientes en Norteamérica, han sido cometidos por sujetos con depresión, demencia, traumatismos y hasta falto de autoestima. Estas masacres se están expandiendo a latinoamericana y a otros continentes, porque precisamente se está aplicando la misma política, de ignorar a la juventud, de rebajarlo al vil oprobio, de privarle de la filosofía y la política, muy aparte de hacerlo vivir en un mundo caótico y demencial. Además, esta política se caracteriza por tener en absoluto abandono a la infancia, tanto a niños pobres que mueren por hambre y miseria, así como a los ricos que mueren por drogas y depresión, además de los niños pertenecientes a la clase media, corrompidos por la televisión.
El otro tema que se toca en la novela, es la muerte. El cómo suele la vida tornarse en un sin sentido. El estar feliz, riendo una noche y esa misma noche olvidarse de todo, sentir que la existencia se ha vuelto oscura, porque ya no despertarás. La forma cómo abarca la muerte Truman Capote es fría-dura, es como un golpe seco que te deja taciturno para poder ver más allá. Así es cómo presenta la muerte de los Clutter, quienes, en la noche de los asesinatos, habían cenado en familia, pero nunca más volvieron a ver la luz del sol. 
La novela maneja bastante suspenso, así como todo un armazón detectivesco que te incita a leer hasta el final, ya que no puedes deducir en qué terminará, porque por más que imagines e intentes adelantarte a la historia, siempre encuentras varias posibilidades para el cierre.  


Perry Smith y Dick Hickock

Leo: “Se fue hacia los árboles, de vuelta a casa, dejando tras de sí el ancho cielo, el susurro de las voces del viento en el trigo encorvado” y termino la lectura de “A Sangre Fría”. Es de noche. Diviso por la ventana y todo lo acontecido en el día se me agolpa en la memoria. Pienso un momento en cuántos niños como Perry Smith he visto desde mi infancia y cómo en sus ojos húmedos se reflejaba el rencor por los maltratos, por el olvido, por nuestro silencio. Pienso en los Clutter y en tanta gente asesinada como ellos; Dick Hickock rondando en la cabeza y tantos adolescentes cómo éste que presumen de aires valentones buscando el respeto y la admiración que el sistema les ha vedado. Entonces, mirando el firmamento oscuro por donde pronto caerá la lluvia fría, con las voces de muchos Clutter, suplicando que no hagan daño a su mujer y a sus hijos, me pregunto ¿hasta cuándo durará esto?, ¿hasta cuándo la misma historia?, ¿cuánto esperaremos para salvar la infancia y el futuro de la humanidad?...sólo silencio, rostros de muerte, de tragedia y una estrella, la de la esperanza, relumbrando en el cielo del corazón…

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