La cultura de la destrucción y los destruidos (II)

      Por: J. Miguel Vargas Rosas 

     (...) Los seres sobrenaturales que se crean en las leyendas y mitos, son hijos de la naturaleza selvática. Igual que el muki es hijo de las minas, o como los cerros son dioses llamados jirkas, en la selva un Chullachaqui es hijo (o pequeño demonio) de las profundidades de la selva, que cuida a esta, haciendo perder a los cazadores o madereros; un bufeo que se convierte en ser humano es como un ser parido de la entraña de los ríos. Esta cultura nos incita siempre a amar a la naturaleza, los dioses mismos o los seres espirituales están unidos muy íntimamente con la naturaleza. Muy diferente a la creación de un Dios inconexo con la naturaleza, un Dios que se ha autocreado fuera de lo natural.
    Todo esto se está destruyendo. El occidente con su imperialismo ingresa a nuestro país, a bombardearlo, a destruirlo todo, pues la cultura no es más que el reflejo procesado de toda una realidad objetiva y el imperialismo, con fin de expandir su dominio y agrandar su riqueza, destruye esa realidad objetiva. Al igual que los invasores españoles, el imperialismo ingresa con violencia a imponer su cultura oportunista y al igual que en el vídeo, ven en la cultura más débil, algo que hay que devorar para saciar sus más repugnantes obsesiones y ambiciones. De esta forma nos educan, porque el fin supremo es que nosotros, como países tercermundistas, poseamos con el tiempo una cultura de títeres y nos sigan controlando como nos controlan ahora.
    El sistema de televisión, radio y medio escrito, está controlado por intereses de las grandes potencias económicas; el sistema educativo ha sido erigido para adormecer a los estudiantes y sobrexplotar al maestro. De esto ya hablaba Eduardo Galeano cuando señalaba que “mientras los niños pobres tienen que trabajar en las calles, los hijos de la clase media están atados a la televisión y los de la clase alta se adormecen al consumir las mejores drogas del continente”. Es decir, nos controlan directa e indirectamente. Es sabido que, en el Perú, la entronización del imperialismo norteamericano se intensificó desde la década del 60, con el fin de aplacar los movimientos guerrilleros y con su política de baja intensidad buscaron aplacar el ejemplo cubano, ese ejemplo que ellos veían como amenaza, ya que, de esparcirse el ejemplo cubano por América Latina, significaría la independencia económica y hasta política de los países a los que explota (Esto según archivos desclasificados de la CIA). Y Perú, era una fortaleza. Si se daba un golpe revolucionario en el Perú, que es un país grande y rico, implicaba una fuerte recaída en la economía norteamericana, peor aún, implicaba una fuerza en el impulso de las revoluciones de los países subdesarrollados.
        Por eso Estados Unidos refuerza su invasión. Ya a partir del 90 establecen bases militares clandestinas en el Perú y por el 2000 esas bases militares se legalizan del todo. Los aviones de guerra norteamericanos pueden pasearse a su libre albedrío por cielos peruanos hasta ahora y de esta forma controlan nuestra cultura, nuestras riquezas, nuestros medios de comunicación, nuestra educación,  destinados a embrutecernos, a intentar crear olvido de nuestra historia y a hacernos creer sobre un crecimiento económico ficticio. 
Volviendo a lo nuestro, se invierten solo 28 mil millones de soles en Educación, mientras que para la televisión la inversión asciende a más de 200 mil millones de dólares, con programas chatarras que ayudan al fin supremo del imperialismo: mantener en letargo a la mayoría social; y poco serviría aumentar la inversión en educación si se mantiene el sistema de educación semicolonial. Muy aparte de todo ello, según un estudio reciente, realizado por la UNESCO y publicado en el diario “El País” de España, cada quince días aproximadamente, muere una lengua originaria a nivel mundial. Esto, comprende lógicamente la muerte de toda una cultura, porque con su lengua se pierde sus leyendas, mitos, enseñanzas, curaciones naturales, cosmovisión, etc. Ya que la mayoría se transmite de forma oral. El Perú afortunadamente no ha dejado morir su lengua quechua e incluso se conserva, poco, pero se conserva el Aymara y una que otra lengua nativa de la selva. 
Siguiendo con su fin expansionista, el imperialismo no ha dejado descansar a estas comunidades, ni respeta las culturas. Al implantar sus minerías, para explotar petróleo, minerales y otros de forma indiscriminada, tienen que arrasar con pueblos enteros. Ejemplo clave es Cerro de Pasco, que hoy solo es un cascarón a punto de derrumbarse. Han ahogado en sangre a los campesinos que se opusieron y cuya guerra silenciosa la narra Manuel Scorza, y con esa comunidad, con esos campesinos, también desapareció toda una cultura.
Otro ejemplo, es la explotación de la Minera en Raura, donde hace solocuatro o tres años atrás se detectaron a más de 40 niños con plomo en los pulmones y murieron otros tantos intoxicados por el agua que bebían. La mayoría de esa gente al ver que arrasaban con sus tierras, o peleaban o se hundían a morir en los socavones de las minas. Hasta hace un año, la comunidad se ha levantado en protesta y han recibido como respuesta solo promesas que quedan en palabras. Aquí también arrasaron con muchos quechuhablantes y arrasaron con su idiosincrasia de que la tierra es sagrada. Al igual que en Conga y otros lugares de la sierra. 
Nadie, en el Perú, podrá olvidar el llamado Baguazo, donde se registraron más de 60 muertes y otros tantos de heridos; varios desaparecidos y un enfrentamiento tan cruel y despiadado, bajo la orden de la célebre frase del aprista Alan García quien señaló que los nativos de Bagua eran “gente de tercera categoría”; y esto lo dijo porque sabía que la cultura de esa comunidad se basa, por sobre todas las cosas, en el cuidado del medio ambiente y la convivencia armónica entre el hombre y la naturaleza. Se creó la Ley de la Consulta Previa que, hasta ahora no se ha cumplido ni se ha hecho cumplir, por el contrario, a raíz del baguazo se han realizado reformas normativas, las cuales han permitido el fácil acceso a las tierras de las comunidades nativas con los fines de inversión privada y pública, sin ninguna consulta previa. Esto lo informó a su tiempo Huaco Palomino, asesor principal de la Comisión de Pueblos Indígenas del Congreso.
A esto hay que sumarle que, la mayoría de las empresas mineras son extranjeras y están exentas de impuestos, solo sometidas a un sistema de miserables regalías que equivalen al 1 o 3% del total bruto de ventas. Este sistema fue impuesto por el segundo gobierno de Alan García en el 2006 y pese a las promesas de Ollanta Humala de establecer un impuesto a las sobre ganancias mineras, este no ha sido implementado hasta hoy y en cambio en el 2011 lo que hicieron fueron pequeñas reformas tributarias en cuanto a las regalías, a las que según un estudio de la PUCP, se aplican sobre todo a las utilidades (utilidades que por cierto pueden ser alteradas por las empresas) buscando percibir 3000 millones de soles, pero hasta ahora se percibió como máximo 1166 millones anuales de soles aproximadamente (ojo, soles, no dólares), suma que las empresas mineras duplican en dos meses. La realidad actual, es que incluso en los últimos años se ha percibido solo 32,000 millones de soles anuales según La República y las ganancias de las empresas mineras oscilan entre los 200 o 300 mil millones de soles cada dos meses. Pero hay que agregar que esto (el recaudo de las regalías) corresponde a varios periodos que las empresas mineras no pagaron.
            Por esto dejamos que nos dañen la tierra, que asesinen la cultura de nuestros pueblos, por esta suma que luego no va a parar sino a los ingresos de la élite gobernante, dejamos que nuestro suelo sea despedazado y nuestra capa de ozono derruida; por esta insignificancia dejamos morir a nuestros hermanos del campo. La vida de esos hermanos, de esos hombres, no tiene precio alguno y sin embargo los gobiernos de turno que prosiguen con el sistema político-económico actual los venden como a ganados. 
        Seguramente muchos preguntarán irónicos, ¿entonces debemos dejar de explotar nuestros minerales?, la respuesta es no, pero debemos saber dominar a la naturaleza y conservar nuestras culturas, a nuestros pueblos, porque por sobre todo están los pueblos. Nuestra moral y política debe ser siempre diferente a la explotación irracional del capitalismo. Hay maneras de aprovechar nuestros recursos, están los mecanismos, pero, así como vimos en el vídeo, el imperialismo solo quiere devorar y empanzonarse sin importar si se destruyen pueblos enteros.
Pero hay quienes increparán seguramente y con justeza, ¿y los organismos que defienden el medio ambiente?, ¿los órganos que defiendena las comunidades indígenas?, si estas organizaciones tuviesen buenos corazones, tendrían que enfrentar a todas las leyes del comercio internacional. Ya el lingüista y anarquista Noam Chomsky hizo un estudio sobre esto en su ponencia titulada “El control de nuestras vidas”. Las organizaciones en defensa del medio ambiente, de la naturaleza e incluso de las comunidades indígenas como los organismos de salud, están supeditadas al poder de los organismos del comercio internacional como la OMC, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. 
En esencia, explica Noam Chomsky, con sustento de base, “en general, el principio primordial de la OMC, y de sus tratados, consiste en que la soberanía y los derechos democráticos tienen que estar subordinados a los derechos de los inversores”. Es decir, sacrificar todo lo que se encuentre a derredor con el fin de sacar beneficios para los grandes inversores. La soberanía de los pueblos importa un bledo. Por ejemplo, la OMC establece también que el que reina en este mundo de la globalización son los llamados productores (es decir los grandes capitalistas) y el consumidor debe estar dispuesto a ser parte del experimento de estos, por eso es que el Perú no es más que un ser sometido al experimento de las grandes mineras. E igual no se puede prohibir una importación o determinados tratados comerciales, así estos dañen el medio ambiente, salvo puedas esgrimir científicamente que dichos experimentos te dañarán. Como no puedes, porque aún no ha sido aplicado y por lo tanto no tienes pruebas objetivas, tienes que sujetarte al experimento, en este caso nos pusieron en el experimento del Tratado de Libre Comercio, pero una vez iniciado el experimento es imposible salir de él por vías legales, pues los organismos que utilizarás para esgrimir científicamente el daño que te causan con dicho experimento, son débiles, tan débiles que deberán ceder ante la presión de las grandes industrias. 

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