El aborto como peregrinaje por el infierno...

       Por: J. Miguel Vargas Rosas

       Saramago, en las primeras páginas de su libro “Ensayo sobre la ceguera”, señala (aunque en un tono de sorna, según mi modesto entender) que “la conciencia moral existió siempre”. Esto, desde un punto de vista materialista, es falso, dado que la conciencia moral se forja como causa de la observación de lo objetivo o lo real. Por ende, los hombres van forjando su conciencia moral en base a la observación o el proceso analítico que hacen de las relaciones humanas. 
Decía Marx algo similar a lo siguiente: la conciencia social surge de las relaciones sociales y esta conciencia social ya forjada, influye en la transformación de dichas relaciones sociales. Por lo tanto, la conciencia moral no surge sino en base a las relaciones sociales también y esta, ha influido mucho en reglamentar la conducta del ser humano. Sigmund Freud por su lado, al hablar del amor, decía que surgía de lo físico e incluso su base se hallaba en el sexo. Hay que entender la complejidad que conlleva el significado de la palabra “Sexo” en Freud.
En la actualidad nuestra conciencia moral ha sido regida por los lineamientos de la religión católica e incluso cristiana en general; pero reglamentado por un cristianismo tergiversado, que ha quitado de él todo ápice de ideas comunitarias y ha tomado solo lo dictatorial; ha borrado del cristianismo auténtico, el trabajo en la conciencia del ser humano basado en el ejemplo de las relaciones sociales y ha impuesto a este, un autoritarismo neonazi. 
Así pues, el aborto es un tema de actualidad, que ha convocado a multitudinarias marchas en contra y otros, con menos intensidad, han marchado a favor de su legalización. Constreñidos en una idea que nos han inculcado durante siglos, cuesta concebir el aborto como algo legalizado, pese a que se practica casi a diario en todas las partes del mundo, ya sea por desamor, por traición, violaciones o embarazos no deseados. Se escandalizan cuando se plantea la legalización del aborto y se grita a todo pulmón que eso ha sido vetado desde el inicio de la humanidad, pese a no haber sido así, porque el aborto ha existido de forma natural desde el inicio de la vida terrestre. Más dramático era aún la costumbre de los espartanos, que asesinaban a los niños recién nacidos que tenían defectos físicos o que ellos creían que no tenían la capacidad para ser guerreros.
Desde mi punto de vista, el kit del asunto no está en si se legaliza o no. Aquí entra a jugar un problema al que podríamos llamar nietzscheano, pues se confunde la causa con el efecto. Al analizar estas cosas, Nietzsche tenía una gran razón, pues afirmaba que, en las épocas actuales, se ha creado una gran confusión entre la causa y efecto. La legalización del aborto, según la iglesia y otras entidades que van en contra, llevará a la corrupción, pero lo que en realidad sucede, es que el aborto es un efecto causado por la corrupción, tal y como fue el divorcio en épocas presoviéticas, cuando se vetaba el divorcio y la Unión Soviética, con Lenin en la cabeza, decide legitimar el divorcio y desde entonces la cantidad de parejas que se divorciaban fue disminuyendo, porque también se estaba combatiendo la corrupción.
Se legalice o no, el aborto seguirá existiendo, mientras no se combata la corrupción. Las violaciones sexuales (una de las causas por las que sí seríamos partidarios del aborto) son producto de todo un sistema educativo débil, aunado a un sistema de medios de comunicación, cuyas enseñanzas estupidizantes, son transmitidas con la intensidad necesaria para que se impregne en el consciente de la población (sin que esta se dé cuenta) y en este aspecto, la iglesia no ha podido cumplir su función original, el de humanizar al humano. 
Si bien es cierto que el no-aborto es un escalón más alto de la humanidad, debería realizarse de forma libre por la propia mujer y esta, para ejercerlo, debería sentir el respaldo moral y socioeconómico del Estado, de su pueblo, su patria. Cosa que no hay. Los que están a favor del no-aborto o “provida” olvidan muchas veces que traer a un hijo no deseado es exponerlo a una vida que no se podría llamar vida, por las carencias económicas o porque están expuestos a psicópatas de todo tipo. Otro punto que se debe tener en cuenta es la educación de los niños, adolescentes y jóvenes, pues es notorio que la educación capitalista y semicolonial del Perú, particularmente, no ha podido calar o no ha tenido la calidad suficiente para calar en los jóvenes. Muy lejos de priorizar esta educación, sexual y moral, arrojan a millones de jóvenes a la corruptela que gobierna el país, los tiran a la fosa de lo retrógrado, haciendo hincapié en el liberalismo, incluso en las cosas del amor o la intimidad, cayendo como anillo al dedo lo que el poeta Ramón Ortega dijera: el mundo es un mercado donde se compran amistades y conciencias.  
Se pide el no-aborto, pero se desprotege la infancia, se la asesina a cada segundo con accidentes, maltratos físicos, drogas, abandono, indiferencia y una cola inimaginable de etcéteras. Se exige el no-aborto, pero no se preocupa por las mujeres que mueren a diario, practicándolo a escondidas para no ser la escoria de papá, mamá y la sociedad misma. No se ve el otro lado, de cuántas niñas ultrajadas, que ni siquiera tienen la noción de lo que llevan en el vientre. Se despotrica contra las que abortan, pero no han sido capaces de educarlas como se debe, ni se les ha garantizado una estadía segura y cómoda en el globo terráqueo, tampoco se les ha educado en base al amor o la humanización, porque esto no entra en la política de las clases gobernantes, cuyo círculo vicioso gira en torno a la mercancía. David Ricardo ya señalaba, el obrero es una mercancía (ojo, no la fuerza del obrero, sino el mismo obrero) tal como lo es un sombrero.  
El temor aquí, no es que la legalidad del aborto nos lleve a la corrupción (la misma que existe debido al sistema que impera en el mundo), el temor aquí es que se destape la malsana educación semicolonial, unida al pensamiento neoliberal del capitalismo e imperialismo, y se muestre por completo lo obsoleto en que se encuentra y el cómo ha conducido a la humanidad al más grande infierno dantesco, para que solo algunos disfruten de la gloria eterna.

Comentarios

Más populares

La última estocada....

Los cuentos embrujados y norteamericanizados de Roncagliolo