Mirada vertiginosa a "Rosa Cuchillo"

     
Por: J. Miguel Vargas Rosas


       Rosa Cuchillo de Oscar Colchado Lucio, posee un lenguaje sencillo donde confluyen el quechua y el español, además de jugar constantemente con los tipos de narradores, pues durante el relato se alternan casi recíprocamente: el protagonista, testigo y omnisciente. Lo característico en la novela, es su constancia por profundizarse en la magia de la cultura e idiosincrasia andina, aunque dotada de una influencia vehemente de la literatura griega. De esto se desprende la sutil similitud con las obras de Manuel Scorza, quien se declarara un ferviente seguidor de la literatura antigua española y greco-romana.  
En Rosa Cuchillo desfilan los dioses ancestrales, asentados en la religión panteísta. Y se vuelve a tocar, tal como lo hiciera Scorza, el mito del Inkarri, demostrando la ansiedad de la transformación política económica del país que tiene el hombre andino. Aquí los dioses toman una forma griega, pues batallan o tienen altercados, ya sea por opiniones o incluso debido al amor de alguna mujer mortal. Esto los conlleva a tener conflictos con el mundo terrenal también y el viaje que emprende el personaje Rosa Cuchillo encuentra cierto parangón con Odiseo al llegar al infierno o Dante en la Divina Comedia. 
Así pues, no solo los personajes (ficticios o no) y el mundo ficcional en la que se desenvuelve la historia, están influenciados y en contradicción con las ideas europeas, sino también el escritor y su estilo de escritura (incluyamos en esto a la forma de plantear la historia, las creencias andinas, etc.). El lenguaje es fluido y se aleja bastante de tediosos e innecesarios ornamentos.  
La novela es como un lago donde se atisba toda la magia superestructural andina, sujeta siempre a la naturaleza, a la cual conciben como algo más que un simple objeto material. Este realismo mágico creado por el autor deviene de lo real maravilloso realizado o practicado hasta hoy por lo habitantes de los andes peruanos, pues sus concepciones ideológicas les imponen reglas y maneras de comportamiento. Así, Rosa Cuchillo pretende ser un estudio sucinto de la cultura ancestral peruana, aunque también cuenta aquellas creencias o supersticiones que, trajeron los españoles o transformaron sutilmente con el tiempo. 
    A esto hay que sumarle el estudio sociológico que realiza Colchado Lucio mediante “Rosa Cuchillo”, centrándose en la época de violencia política que azotó al Perú y más específicamente, narrando y/o estudiando los inicios de esta. Hay puntos políticos muy transcendentales. Por ejemplo, la cuestión cultural del campesinado al que Sendero Luminoso trataba de sumar a su lucha. Los pensamientos y creencias del campesino andino chocaban con el pensamiento rector del movimiento subversivo, pues este solo intentaba imponer el pensamiento europeo del marxismo a las creencias ancestrales y no supo utilizar estas para movilizar a la ingente masa de campesinos, cuya situación socio-económica era crítica. Eso más adelante causará roces muy fuertes entre el movimiento subversivo y el campesinado en su conjunto. 
E incluso el problema razas” seguía siendo para los campesinos un problema fundamental y así lo especifica uno de los personajes centrales de la obra, Liborio, cuando increpa que los que están dirigiendo la revolución son mistis y no indios como ellos. Crece así la duda, de quién ascenderá al poder una vez alcanzado la victoria con la llamada Guerra Popular. Problemas que Sendero Luminoso prefiere obviar en vez de enrostrarlos con serenidad y aplicar la persuasión mediante una educación que todo proceso revolucionario demanda. “Aquí ya no hay mistis ni indios. El problema es de clases”; se atreve a formular Santos, compañero de Liborio, ignorando sin duda que aquellos pensamientos están intensamente impregnados en el espíritu del poblador andino y arrancarlos con un simple discurso será difícil. Por tanto, Oscar Colchado se muestra como un crítico reacio frente a esto, pues con su personaje Santos, deja entrever la imposición de un nuevo pensamiento, mas no la persuasión mediante la educación que recalcara reiteradamente Mao Tse-tung en China, de quien dicen ser seguidores los máximos dirigentes de Sendero.
        “Rosa Cuchillo” es crítico sobre todo frente al accionar de las Fuerzas Armadas, que ingresan a arrasar pueblos, incrementando la ola terrorífica. El autor parece plantear literariamente lo que Nelson Manrique estableciera con datos estadísticos: la población sin darse cuenta y aunque haya apoyado al inicio al movimiento subversivo, va siendo desplazado hacia el centro, víctima de dos fuegos. Oscar Colchado Lucio intenta llegar más allá aún, cuando someramente critica al propio Abimael Guzmán, reseñando una reunión en el que este participa (ficticia o no) y azuza a seguir con los llamados “ajusticiamientos”, pese a que sus propios militantes piden que ya no los haya por una temporada, pues el campesino lo ve mal. A esto, Guzmán, el llamado presidente Gonzalo, responde con indicios de un discurso desviado, atribuyendo aquellos ajusticiamientos a lo que consideraba “desborde popular”. Pero estos ajusticiamientos no son pues un “Ushanan jampi” al estilo Albújar; no son saqueos de la masa a los más ricos, ni mucho menos masas moviéndose desesperadamente y causando vandalismo; lo realizan grupos minoritarios de guerrilleros y lo ejecutan contra el mismo pueblo. 
Hasta ahí, “Rosa Cuchillo” pretende ser una acerba crítica de los dos bandos en conflicto durante la primera década del ochenta (Sendero que se va desbarrancando de error en error y el Estado que desde el inicio tiene un proceder nefasto); es decir muestra imparcialidad. Sin embargo, recurriendo al análisis del discurso, donde Fowler establece que, en la medida en que los conceptos de un discurso están relacionados como un sistema, son parte de una teoría o ideología, el discurso que practica Oscar Colchado en “Rosa Cuchillo”  también opta finalmente por una posición política o ideológica y esto se ve con mayor claridad si analizamos que Liborio, hijo de Rosa, combatiente del Ejército Popular de Liberación dirigido por el PC del P, es hijo de Pedro Orcco, un dios mitológico de los andes, un auqui al que los andinos veneran y respetan. Entonces, Liborio en su discurso señala que como hijo de Orcco, su responsabilidad es luchar por el pueblo. Así, queda bien establecido la relación de este personaje con el Jesucristo biblíco, pues se podría decir que, así como Jesucristo, Liborio es hijo de Dios y lucha finalmente por lo justo, por su pueblo y establece (a diferencia de lo que nos dice la biblia de Cristo) que el método es la violencia revolucionaria. 
Pero el quit aquí, es que Liborio intenta transformar la denominada Guerra Popular en una revolución que él considera más justa, acorde a los intereses de su pueblo, donde este asuma el poder directamente (azuzado por el temor de que sean los mistis los que asuman el poder y no la masa de indios) y espera el momento propicio para dar a conocer su pensamiento; momento que se aplaza por las constantes luchas. Lucio entonces se inclina por rescatar a los elementos no corrompidos por el dogmatismo que va atenazando el espíritu de muchos otros militantes de Sendero, sobre todo de la dirigencia y que los lleva inexorablemente al fracaso. De esta manera “Rosa Cuchillo” no ofende la intrepidez de las masas verdaderas que marcharon a las filas de la llamada revolución con unos principios correctos y que finalmente se vieron traicionados. Por el contrario, la novela los reivindica en medio de tanta corrupción y tergiversación de ideologías. 
Por otro lado, también pone el pecho por los familiares o madres que de manera indirecta pelearon también y es que Rosa Cuchillo, la que viaja a través del mundo de los muertos en busca del Hananpacha, no es más que la representación simbólica del drama de aquellas madres que van en búsqueda de sus hijos o seres queridos, dentro de un mundo de muertos reales (Ayacucho que se tiñe de sangre durante el conflicto)… 

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