Los Otros-Primera Parte (El grupo apasionado)

Por: J. Miguel Vargas Rosas


          He dado una lectura rápida a Los Otros (Poesía Joven en Huánuco) lanzada al público lector el 2015, antología realizada por Marlon Maraví Rojas, quien en la presentación de dicho libro aclara, que lo que hace esta antología no es sino complementar al libro Poesía Joven en Huánuco, publicada en el 2014 por su compañero Irving Ramírez Flores, libro que no tengo en mi poder, pero espero algún día conseguir.
“Se lanza a un artista más o menos por los mismos medios que un producto o un negocio cualquiera. Y este sistema que, de un lado, otorga renombre y bienestar a un Beltrán Masses, de otro lado condena a la miseria y al suicidio a un Modigliani. El barrio de Montmartre y el barrio de Montparnasse conocen en París muchas de estas historias”; aseguraba acertadamente José Carlos Mariátegui, analizando la situación del artista en aquella época. Hoy, esta realidad es aún más dura: cientos de verdaderos artistas son obligados a marchar a la miseria y al suicidio, de forma trágica.
Es por esto, que este libro, “Los Otros (Poesía Joven en Huánuco)”; es ya un trabajo loable y de mucho respeto. En este libro, Maraví M.R., trata de rescatar a artistas jóvenes que han sido dejado de lado arbitrariamente, hecho que es señalado en la presentación: “Los otros, lleva ese nombre porque el lector encontrará dentro del libro poemas de autores pocos conocidos, algunos de los que quizás no volvamos a escuchar, otros de los que aún tenemos la esperanza de un pronto reencuentro por estos lares, es más, unos aún rondan esta ciudad, pero no muy frecuentemente, otros sí, pero son poetas huraños, por decirlo de alguna forma”; esto me causa cierta gracia nostálgica, porque he conocido a muchos de esos escritores huraños, que han trabajado grandes versos y han vivido siguiendo la frase de “Carpe Diem”, pero que efectivamente se han perdido ya en los vericuetos que tiene la existencia.
Se podía dividir esta antología en dos grupos, teniendo en cuenta no sólo la fecha de las publicaciones de cada autor, sino también el entorno en que vivieron y crearon los artistas, mencionados en este libro.  
Así pues tendríamos en el primer grupo a Ronald Mondragón Linares, Amaru Lehel, Carlos Gómez Paque, J.M. Vargas Rosas e incluir (aunque no esté citado en este libro) al propio Marlon Maraví Rojas. Este grupo, al cual por ratos se le intente negar su gran aporte, forjaron un tipo de generación, algo juvenil y por ende contestatario, de no vender su estilo libre, ni sus ansiosos deseos por hacer explotar el arte literario en Huánuco, para llevarlo a una nueva cúspide.
Aún no parecen tan lejanos, aquellos viejos tiempos llenos de tertulia con botellas de vino o cerveza, recitando los poemas en los lugares donde frecuentábamos. Intrépidos marchábamos no hacia la fama, sino sólo a dar un golpe certero a la poesía. Contestatarios, rebeldes, vivíamos sin necesidad de pegarnos al viejo estilo de los viejos escritores huanuqueños, que hoy por hoy aún siguen teniendo el “poder” en la literatura, porque han sabido dominar muy bien a la prensa. Conquistando los amores y luego sufriéndolos por nuestra propia actitud. De alguna u otra manera, los de este grupo se han diseminado e incluso rebatido públicamente, con artículos que a veces contenían frases feroces, pero hoy están aquí reunidos en torno a esta antología, con sus nuevas penas, lejos todos y al parecer unidos por un estilo de vida y un estilo de arte, que tienen algo en común.
        De este grupo sobresale Amaru Lehel, era de los tipos que les gustaba viajar en solitario, siempre se le veía con su folder de cartulinas, dispuesto a hacer dibujos. Su poesía, aunque no publicó ningún libro, se viste de una ternura y un estilo propio muy bien logrado.  Pone en la poesía infantil, la voz de la niñez y en otra es el mismo niño, reclamando al Dios de los mortales, el porqué de haberle quitado a su madre. Por ende contiene una nostalgia tierna, sutil, nunca antes visto en Huánuco y acaso tampoco en el Perú.
“Ella esh mi amoy /y le voy a yegalay/ ademash de una yosha,/peshes que ñadan poy el shielo/toltoyash que habitan bajo el may. / Hay en el mundo una mujey payeshida mamá y yo la quieyo./ Papá: Te eshkibe tu yetoño”; en estas últimas estrofas de Epístola a papá y mamá, de Amaru Lehel, se nota ese ternura infantil con la que recuerda a la madre, rompiendo de esta forma esquemas en cuanto al lenguaje comúnmente utilizado en la poesía actual e incluso es muy difícil (por no decir casi imposible) de hallar literatura infantil, que utilice este tipo de lenguaje. Cabe señalar, que el abuso de ese lenguaje, ha hecho perder algo de calidad a sus poemas, según mi apreciación. En el mismo poema, en el capítulo Dos, Amaru retoma el lenguaje común de la poesía, pero es su lenguaje un cúmulo de ternura y tiene ya su propia voz, surgida con las figuras literarias del campo, así como alimentadas por el sentimiento del campo.
Cuando se asoma a escribir literatura existencial sí chocamos con algo de influencia vallejiana, demostrando en todo sentido que tiene un espíritu socialista, aunque los que conocimos a Amaru Lehel, sabemos que desconocía acerca de esta ideología política, pero hay en él mucho de socialista e incluso comunista. Tal vez fue este su desacierto para que la oscuridad, lo intente dejar de lado. “Yo quisiera que todos/ probásemos del bocado de todos,/tal vez así envejeciéramos juntos/ y no diríamos a uno gordo obeso/ ni al otro flaco desnutrido./ En todo caso habríamos ganado./ Ya no habría guerras”; aquí sí que hay una mezcla del lenguaje de Vallejo con la de Amaru, sin embargo comprobamos que su espíritu se asoma al de un comunista.
  Con Amaru uno de los temas que frecuentábamos era el del suicidio, que no estaba lejos de nuestras bocas y de nuestros pensamientos. Era un pequeño nostálgico, un niño triste y sus versos hablan por él. Cultiva una poesía hogareña, pero hay en ese recuerdo del hogar mucho de tristeza, que todo lector podrá descubrir en las líneas que escribe, pero jamás se suicidó, porque en el fondo, pese a sus males pulmonares, a la pérdida de su madre, amaba la vida con su jolgorio y con sus lágrimas. Digo esto, porque en la antología el poema Remembranzas, se refiere a ese tema: “¡Jugad hermanos,/ a la ruleta rusa/ sin temores!”; hay aún mucho de Vallejo en él y él le hará referencia. “¿lo descubriste?,/ rompiste la casaca   del Santo de Vallejo,/ hermano nuestro.” 
Carlos Gómez Paque, cuyo talento literario recién florecía, lo dejó todo tras sus últimas publicaciones en la revista Contracorriente, para seguir el camino de la religión. En el primer poemario se veía desde el título casi una copia total de Neruda: “XX Poemas en el Alba y una historia en las tinieblas”, en el cual transmitía de forma sencilla y con mucha influencia de varios poetas, sin encontrar aún voz netamente propia, un sentimiento de compromiso con la mayoría social que es la más necesitada. En los poemas que recopila Contracorriente, hay versos rescatables como: “Si no he regresado en la rauda mañana,/ no pregunten a la solemnidad de la noche,/ ni al que duerme en la calle,/ ni al otro que no duerme”; incluso así, no pudo librarse de tanta influencia de otros literatos.
Ronald Mondragón Linares, en cuyos versos demuestra excesivo academicismo, no tiene la frescura juvenil de Amaru Lehel, pero demuestra su compromiso para con la mayoría como éste y Gómez Paque. Existe en él, ciertos aires de diversos escritores que han repercutido en su arte y del cual no se ha podido liberar del todo. Hay en Mondragón rasgos de Scorza y algo de Vallejo. Seguro que si han seguido trabajando, todos son grandes figuras literarias del presente. Además, haciendo referencia a Amaru Lehel y Mondragón Linares, nadie jamás podrá librarse de las influencias de artistas anteriores, sólo que hay que dotar de más voz personal y no caer en la copia y el calco, y estos dos no lo han hecho, por lo menos no en sus poemas. 
Destacables escritores, pero varios de ellos han hecho silencio total en los últimos tiempos, tras pasar por las penurias que conlleva ser artista. Amaru al parecer se perdió en las lejanías del Brasil, Ronald Mondragón ejerce la docencia en Lima y no he tenido novedades de su literatura. Gómez Paque dejó el camino literario para servir a la religión, en nombre de Dios…lastimosamente la religión que hoy sigue, tal parece, le ha limitado el tiempo a su literatura. Tampoco se tiene novedades de él. Marlon Maraví Rojas…hablaré de él en otra ocasión, cuando comente sus últimas publicaciones….

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