TRUMP Y EL SUICIDIO DEL NEOLIBERALISMO

    Noam Chomsky señala en uno de sus tantos polémicos libros, que existen dos mundos. El “mundo” entre comillas que en sí lo conforma el puñado de gobernantes que hacen y deshacen el mundo y el otro “mundo”, el verdadero, el que constantemente está en contra de los actos del primer “mundo”. Parece un juego lingüístico, sin embargo, es una realidad política vigente. El primer mundo preparó la cumbre de la G20 y Donald Trump exhorta a los polacos a que exijan a Rusia a defender la cultura occidental, con un discurso neonazi y fascista.
        La cumbre de la G20, que se supone debía ser solo para Europa, tuvo como invitado al presidente de Norteamérica, quien acudió a luchar y a bregar por la hegemonía , pues la primera potencia va en declive y clara muestra es que Donald Trump niega hoy, todo el llamado “neoliberalismo”, optando por una política proteccionista con el objetivo de recuperar a sus aliados y sus colonias, mientras tanto, ni siquiera tiene como sueño remoto, el detener los bombardeos contra los países subdesarrollados, en pugna mortal contra Rusia y China. 
   Tanta es la discordia entre el “mundo” de los que hacen y deshacen las cosas que, el caos perpetuado en el intestino de Venezuela está, cien por cien manipulado por las tres potencias, pues si Estados Unidos coloca aviones a un horizonte amenazando con dar el golpe de Estado a lo Pinochet en Chile, en el otro horizonte se apostan aviones rusos y chinos en defensa del gobierno venezolano. Lo mismo que en Siria, ni más ni menos.
      Lejos de sufrir la derrota en Irak y Siria, con un déficit creciente en economía, decrecientes puestos de trabajo, el valor del dólar en descendencia, Estados Unidos se enfrenta al problema de cómo tornar a ser el magnate que controla con una sola mano toda la economía mundial; para esto necesitaban a un Donald Trump, alguien fascista, duro, nacionalista hasta los tuétanos y que pueda cumplir las reglas de los clásicos de la economía. Ahí lo tienen, sin correr con buena suerte y con el mismo pueblo norteamericano en contra.
        Estados Unidos ahora limitará su comercio externo, necesita reforzar su capital industrial y para eso debe limitar su comercialización, mas ve una amenaza gigantesca en Rusia y China, así que el gobierno debe oscilar entre un restringir del libre mercado con una política proteccionista hacia sus aliados, ofreciendo energía  y comprando más que vendiendo, pues Adam Smith proclamó que los grandes capitalistas ingleses no deberían crear empresas y por ende capital en sus colonias, porque estas utilizarían todo lo invertido en su propia independencia. Por tanto, deberían invertir en reforzar el capital nacional y es lo que sucedió cuando Estados Unidos logró liberarse del yugo inglés. Hoy, Norteamérica se cuida de no caer en el mismo juego, reduce su inversión en otros países, pero teme también perder a sus aliados, que de por sí ya le han dado la espalda, virando hacia Rusia y China.
        Esto tal vez quite la venda de los ojos a tanto político y economista cegado con el término “LIBERALISMO”, sin reconocer las condiciones de los países que lo implantaron como método para colonializar a más de la mitad del globo terrestre. Estados Unidos prácticamente deja de lado (así sea por un momento) el liberalismo o libre mercado, con el fin de limitar sus fronteras y hacer crecer su economía nacional. Con esta política, Donald Trump llegó hasta Polonia, días antes de la cumbre G20 e incitó a los polacos a exigir a Rusia que defienda la cultura occidental, discurso propio de fascistas que creen que su cultura es superior a cualquier otra.
        Pues la supuesta defensa de la cultura occidental, implica más bombardeo en Siria, no tener piedad con el mundo árabe, implica destruir fríamente toda una cultura asiática, para imponer sobre ella la supuesta cultura occidental, pero lo que realmente busca Trump es que se vea con buenos ojos el genocidio que perpetúa en Siria, Irak, Afganistán y otros países árabes, que se siga viendo que es un acto por la paz mundial, cuando esta ya fue descartada desde tiempos del propio Bush y empeorada con Obama, quien triplicó las fuerzas de invasión, acrecentando la crisis actual del otrora poderoso del mundo, USA.
           Mientras tanto, la Unión Europea está decidido a acudir a la OMC, para pedir exoneración de cualquier daño o prejuicios que se suscite tras las continuas amenazas de sanciones contra Rusia por parte de Estados Unidos, lo que enoja más aún a Norteamérica, que prácticamente tiene un firme aliado y es Macron en Francia.        
         Todos se alarman, tanto el “mundo” de los de arriba y el “mundo”, de los de abajo, predicen ya una Tercera Guerra Mundial para el reacomodo y el surgimiento de la nueva potencia, donde Estados Unidos lleva todas las de perder. Nosotros, ¿nos quedaremos viendo cómo suceden los acontecimientos?, somos parte también del problema y hay que recordarnos constantemente que, "El mundo no está mal porque existe gente mala o buena, sino por aquellos que se sientan a ver lo que pasa y no hacen nada”…

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