Judas y su evangelio perdido... libro de Herbert Krosney

   Por: J. Miguel Vargas Rosas
      
     Desde que tuve uso de razón, una de las preguntas después de la “¿Quién creó a Dios?”, fue la relacionada a la traición de Judas; y para lanzarla al público es necesario ubicar al lector en la visión misma del Dios de los judíos, por lo tanto de sus profetas del antiguo y nuevo testamento.  Se nos ha enseñado, muy acorde a lo establecido en la biblia, que Cristo llegaría a la tierra, sería entregado y crucificado para redimir los pecados de la humanidad. Desde esta óptica todo estaba predestinado o pre planificado por una entidad superior que mueve los hilos muy por encima de nosotros. Cristo debía morir, ser crucificado. Tenía que cumplirse esto para que sea el salvador de la humanidad. Entonces, ¿Judas no tenía un papel ya prestablecido y por ende solo cumplió su función, ayudando a Cristo a ser crucificado para cumplir lo dicho en las profecías? Esta incógnita llena de misticismo vuelve a ponerse en boga con la publicación de “El evangelio Perdido” de Herbert Krosney, quien también es un documentalista reconocido. 
Pese a esta duda carcomiéndome durante años, siempre leí las analogías establecidas por escritores entre el nombre Judas y la “Traición”. El propio Dante en el Infierno de la Divina Comedia, puntualiza “Aquel de allá arriba que sufre mayor pena – dijo el Maestro – es Judas Iscariote, que la cabeza tiene adentro, y afuera agita las piernas”, narrando los posibles sufrimientos que padece Judas en el infierno por la traición a Jesús y para Dante la traición era uno de los pecados más graves y por lo tanto debía ser castigado de la forma más terrible. Sin embargo, tras el descubrimiento de la biblioteca de Nag Hammadi, todo lo escrito por los evangelistas da un giro muy intenso. Se descubren manuscritos redactados un siglo después de la muerte de Jesús, por los llamados Gnósticos, quienes entre sus sentencias proclaman que la resurrección de Cristo no tiene que ser tomado de forma literal, sino de una forma espiritual, de cómo Jesús repercutiría durante generaciones. 
Para no alargarnos, ya en el dos mil seis serían publicados unos textos que tenían como título “El Evangelio de Judas”, descubierto en Egipto y cuya escritura hecha en papiros originales, data de aproximadamente el siglo III o IV D.C. El libro “El Evangelio Perdido” trata de cómo estos escritos llegaron a ver la luz, tras un largo trajín enrevesado. Muestra también cómo funciona en cierta forma la compra y venta de antigüedades, de materiales históricos, etc. Lo cual resulta profundamente interesante, porque el autor nos conduce a una visita literal de los lugares más recónditos de Egipto, Jerusalén y también nos introduce en hechos radicalmente violentos protagonizados por los cristianos hasta después incluso de la legitimización de dicha religión por Constantino.  
Sabemos  que la propia biblia fue lanzada conforme a los intereses romanos, y por lo tanto se quitaron muchos textos, como una especie de purgar lo llamado “maligno”. Igual, se presume que Ireneo, quien fuera el que sistematiza la religión cristiana, conocía acerca del “Evangelio de Judas” e incluso los textos gnósticos, pero decidió eliminarnos pretextando que eran "herejía".  Lo trascendental aquí, es que estos textos titulados “El evangelio de Judas” nos da una nueva imagen sobre la relación entre Jesús y Judas. Se dice en este que Judas es el discípulo favorito de Jesús y que éste mismo le encarga el sacrificio más grande de todos los tiempos, y por lo tanto le asegura estar por encima de los demás discípulos, quienes a decir de dicho evangelio están equivocados y no conocen a profundidad al verdadero Jesús. El sacrificio al que se refiere, es el de  entregar a Cristo para que este cumpla su misión, liberarse del cuerpo y salvar el espíritu. “Jesús le dijo a Judas, mantente alejado de los otros y te explicaré los misterios del reino. Puedes alcanzarlos, pero a costa de gran sufrimiento”, en este evangelio Jesús es descrito de forma más humana, con una sonrisa ancha y sin mucho dramatismo. Habla de seguir una estrella propia.
A raíz del descubrimiento, aparecieron también detractores que manifestaron que el problema de “El evangelio de Judas” radica en la traducción de una palabra, ya que al nombrarle Jesús como el “Decimotercer espíritu” a Judas según los traductores oficiales, la otra versión indica que dicha traducción es incorrecta, ya que en verdad dice “Decimotercer demonio”. Empero, esto no cambia en nada el diálogo entre Jesús y Judas, pidiéndole que le entregue o sino otro lo reemplazará. 
El descubrimiento da más luz sobre lo que en realidad ocurrió entre Judas y Jesús. Pero la duda seguirá flotando en el espacio tanto de los creyentes como no creyentes, pues el misticismo envuelve toda esa historia tan intensa y apasionada que acabó en el Gólgota. Punto inquietante, porque para “El evangelio de Judas” lo importante no es la resurrección, como se señala en la página 246 del libro que comentamos: “En el evangelio de Judas lo que importa a Judas no es que el cuerpo vuelva a la vida, sino que el cuerpo muera y el espíritu continúe vivo”. Libro muy recomendable. 

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