Conmemoramos a César Vallejo

     Un 15 de abril de 1938, en Paris, con aguacero, "un día del cual ya tuvo el recuerdo", exhalaba su último suspiro César Abraham Vallejo Mendoza. ¡Cómo resuenan ahora sus versos! y cómo su humanidad se hizo "trozos de pan" para los dolidos. Cómo los mendigos de las esquinas se cogen de sus huesos para clamar a las noches mustias y cómo Ernesto, El Ché Guevara, vaticinando su muerte le dedica un sentido "Los heraldos negros" a su mujer, que se registra en una cinta que dejó el guerrillero argentino y cubano y que se muestra en un documental sobre el mismo: 

       Traducido incluso al coreano, su poesía lo convirtió después de su muerte en el poeta universal y a quien todos imaginaban como un hombre sombrío. Pero, ya se sabe que era de sonrisa franca y de un espíritu justiciero. Hay relatos sobre sus peleas contra hombres que marginaban a otro tan solo por su condición humilde, su participación en la guerra civil española, y su Dios católico inculcado en la infancia, al cual no renunció, pero a quien criticó con fiereza por lo injusto que solía ser. Era de los que acumulaba en su pecho los dolores ajenos. 

¿Quién no tiene su vestido azul?

¿Quién no almuerza y no toma el tranvía,

con su cigarrillo contratado y su dolor de bolsillo?

¡Yo que tan sólo he nacido!

¡Yo que tan sólo he nacido! (Del Poema "Altura y pelos")

        Refleja la soledad y esas ganas de darlo todo a los hombres "pobres...pobres..." que sí lloran a Dios. Dicen que JOVALDO fue el que inició esa costumbre de colocar en su ventana una piedra de color negra sobre una piedra de color blanca en honor al poema aquel, harto conocido. 

¿con qué mano despertar?

¿con qué pie morir?

¿con qué ser pobre?

¿con qué voz callar?

¿con cuánto comprender, y, luego, a quién?

No olvidar ni recordar

que por mucho cerrarla robáronse la puerta,

y de sufrir tan poco estoy muy resentido,

y de tanto pensar, no tengo boca. (Del poema "Viniera el malo, con un trono al hombro")

    Requisitoriado debido a su lucha por los derechos de los campesinos y de los vilipendiados, tuvo que cobrar préstamos de sumas pequeñas que había realizado a compañeros, alistar unos cuantos trajes viejos y embarcarse a Europa, donde su humanidad se haría más fuerte y reforzaría su marxismo, a tal extremo de criticar al mismísimo Víctor Hugo. Paco Yunque describiría la lucha de clases con un lenguaje literario, mucho antes de "Los gallinazos sin plumas" y vendría Tungsteno y una noche, sin querer se encontraría con la vieja María, y ella lo abrazaría pensando que el niño César no estaba muerto y entonces él, sorprendido también se alegraría hasta las lágrimas, creyendo que su madre tampoco había muerto (Fabla Salvaje). Eso es lo que también atrae de Vallejo en su narrativa: esas creencias populares, ese mito-como dijera Mariátegui- que crea un mundo después de esta vida, plasmadas en sus libros en medio de su ideología socialista.

¡Ande desnudo, en pelo, el millonario!

¡Desgracia al que edifica con tesoros su lecho de muerte!

¡Un mundo al que saluda;

un sillón al que siembra en el cielo;

llanto al que da término a lo que hace, guardando los comienzos;

ande el de las espuelas;

poco dure muralla en que no crezca otra muralla;

dese al mísero toda su miseria,

pan, al que ríe;

hayan perder los triunfos y morir los médicos;

haya leche en la sangre;

añádase una vela al sol,

ochocientos al veinte;

pase la eternidad bajo los puentes!

¡Desdén al que viste,

corónense los pies de manos, quepan en su tamaño;

siéntese mi persona junto a mí! (Del poema "¡Ande desnudo, en pelo, el millonario!")

    Vallejo sigue vivo; su poesía es inmortal, su pensamiento sigue vigente, aunque haya aún un muerto que sigue muriendo y unos cuantos le gritan que se despierte. Y sin embargo, un día, todos los hombres del mundo, en ruego común, le dirán al muerto que despierte, piedad, que lo aman y el "muerto" se levantará, abrazará al primer amigo y echará a andar. 

         J. Miguel Vargas Rosas



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