El elemento Stalin y la dirección de Sendero en el Perú, a propósito del libro “La vida privada de Stalin”

 Por: J. Miguel Vargas Rosas

Dividiremos en dos partes el siguiente artículo: 

1. Acerca del libro “La vida privada de Stalin” de Lilly Marcou

La obra de Lilly Marcou, es muy profunda porque acude a citas de cartas, artículos, discursos grabados y más. Nos muestra el proceso histórico en el que se desenvolvió una personalidad tan compleja y hasta mitificada con el paso del tiempo, como lo fue Iósif Stalin Dzhugashvili. Es preciso señalar que, pese a su constante muestra de estar en contra de Stalin, el libro de Marcou desmiente las versiones de la petulancia y las riquezas en las que vivía el líder soviético. Nos muestra desde el inicio a un hombre humilde, sencillo e identificado con los intereses de los más necesitados y marginados de la Rusia antigua, así como su odio contra cualquier hecho injusto. Desmiente también las historias tejidas en torno a Stalin, de que se ganó un cargo de suma importancia debido a la sumisión a Lenin – aquí hay que enfatizar que Marcou da a conocer también estas versiones, pero en nombre de la verdad demuestra que no fue así - y pinta la imagen de un luchador social desde muy joven, que sufre enfermedades, destierros, encarcelamientos, pobreza y persecuciones constantes, así como a un Stalin muy estudioso e intelectual, que llegado el momento se ve identificado con los pensamientos de Lenin, a quien conoce años después de haber iniciado su vida política. Su entrega es total al proceso revolucionario; por eso, su apoyo y sostén son las masas trabajadoras (obreras en su mayoría y campesina en otro porcentaje regular). 

Así la historia niega todas las afirmaciones que intentaron calumniar al camarada Stalin tras su muerte. Él no es autor del llamado culto a la personalidad, como tampoco era de desear o acumular dinero. Vivía en una choza que turnaba con la casa gubernamental en el Kremlin. La anécdota más resaltante es cuando le entregan una cantidad de dinero por parte del Estado, ya que era una retribución por trabajar como Diputado y Dzhugashvili se asombra, sin saber qué hacer con ese dinero, por lo que decide enviárselo a varios camaradas. 

Lo que Marcou no da a conocer es que el culto a la personalidad la iniciaron Jruschov y Beria sin el consentimiento de Stalin, quien detestaba que estos le llamaran Boss o jefe; omite también Marcou la crítica económica que le realizan los otros dirigentes socialistas, entre ellos Mao en la China y Guevara en Cuba. Su adelanto a considerar a la URSS como comunista, tampoco es tratado en el libro, como no es mencionado que no solo Beria fue quien se autoproclamó el asesino de Stalin, sino también Jruschov. Sumaremos a esto las críticas realizadas constantemente a Stalin por la purga, narrada con detalle en el libro, en el cual aniquiló a la vieja guardia del Ejército Rojo y a su vez, se ignora a los camaradas que antes de ser fusilados gritaron: ¡Viva el camarada Stalin!, pero lo meritorio en este aspecto es que la autora da a entender que Stalin no fue el responsable de todo, pues Beria (mano derecha para entonces) y Jruschov jugaban sucio dentro del círculo del dirigente soviético. 

Otro punto muy a favor es la desmitificación de la leyenda de “Monstruo” que crearon sobre el protagonista del libro, ya que muestra al padre amoroso con sus hijos, el esposo enamorado y apasionado, que sufre la pérdida de su primera mujer y luego el suicidio de su segunda esposa. Un hombre fiel, monógamo, exigente con sus propios hijos a luchar por el pueblo, pero respetuoso de la creencias religiosas y culturales. El típico sujeto que no descansa jamás, y gustaba de estar siempre haciendo algo incluso en sus días de descanso; culto y lector constante. Su carisma conmueve no solo dentro de Rusia, sino también a líderes de otros países, como al propio Churchill. Stalin se vuelve humano en este libro, al igual que en otros escritos pro soviéticos de su época. Sufre la muerte de su hijo, quien decide inmolarse heroicamente antes de traicionar después de su captura en mano de los nazis.

Por lo tanto, sacando a relucir las fallas que llegan a ser un 30% tal como lo expresara Mao Tse-tung, no era necesario que Marcou lance por momentos adjetivos o se ponga a especular sobre meras murmuraciones, si la información real la tiene en cartas, versiones de las personas que trataron con Stalin, documentos de reuniones, datos de la policía secreta, etc. Me quedo con aquella imagen de Stalin a bordo del automóvil gubernamental, desde donde se percató de la situación de varios peatones esperando el tren. Justo empezó a llover y Stalin le habló al conductor, diciéndole que esas personas se mojarían y lo mejor sería detenerse y transportarlos. El conductor, tras dudar un poco, accedió y fue el propio Iósif quien invitó a abordar el carro a los peatones. Tuvieron que hacer dos viajes para trasladarlos a todos a casa. 

 


2. Stalin y la política directriz de Sendero en el Perú 

Todos los estudiosos del conflicto armado interno de los años 80 en el Perú, conocen las palabras del líder de Sendero Luminoso (creo que se da en la llamada Entrevista del siglo) con las cuales defiende y se declara un acérrimo discípulo, defensor y continuador de Stalin. Debemos señalar que a la par se declaraba “maoísta”, siendo esta línea política la que supuestamente dirigiría al PCP-SL. Debemos puntualizar la desviación del marxismo en cuanto a la línea de Stalin por parte de Guzmán, quien finalmente repetirá los errores del líder soviético y los profundizará, en vez de coger lo correcto de la línea marxista que guio al primero. Así pues, al morir Mezzich en el Perú de forma misteriosa, se trata de realizar un parangón con la muerte de Kírov en la URSS. Este último era uno de los líderes de la Rusia socialista y el más apreciado, respetado por Stalin, a tal extremo que su asesinato lo conmueve hasta los tuétanos. En el caso peruano, Mezzich, líder campesino antes de unirse a las filas de Sendero, desaparece misteriosamente. Se arguye que fue abatido por las fuerzas militares del Estado. De ahí se crea una leyenda, porque Iparraguirre señalará más tarde que Mezzich era querido por Guzmán tanto como si fuera su hijo. Intenta así parangonar el caso Kírov, solo que para Mezzich no hubo un sepelio, ni se tiene la seguridad de que murió en la época de violencia, pues el único informe sobre su captura que se tiene es el de El Diario, el cual da a conocer especies de rumores. 

Stalin perdería a su primera esposa por culpa de una enfermedad – detallado en el libro “La vida privada de Stalin” – cuando el bolchevique aún utilizaba el seudónimo de Koba y después su segunda esposa se pegaría un tiro en su habitación, lo cual lo mortificaría a tal extremo de transformarlo psicológicamente. Guzmán intenta traer esa historia también al Perú con la muerte de “Norah”, Augusta La Torre, su primera esposa, de quien se dice fue una de las primeras organizadoras del PCP-SL y la que se reunía directamente con los campesinos y podía combinar praxis con teoría, mientras que Guzmán era intelectual de escritorio. La diferencia radica en que Nadezhda, segunda esposa de Stalin, quien fuera militante bolchevique y leal a su esposo, tras morir tuvo un sepelio multitudinario y a su tumba le rendían homenaje, mientras que en el caso peruano el cadáver de “Norah”, pese a ser declarada “Heroína de la revolución” por la cúpula de Sendero, ha desaparecido misteriosamente. Sus seguidores no tienen dónde rendirle un homenaje, ni tumba que ornamentar con flores y la causa de su muerte ha caído en contradicciones. Guzmán e Iparraguirre señalaron versiones distintas: suicidio y paro cardiaco. 

Centrándonos en lo política, la cúpula de Sendero empieza a caer en el militarismo pese a que esta línea es contradictoria al marxismo. Muestra clave de ello es la masacre de Lucanamarca en 1983, reivindicado por el propio Guzmán quien asegura tratarse de “el desborde de masas”. Sin embargo, esto dista mucho del proceso de Rusia y de China. En Rusia los obreros y campesinos eran sostén, apoyo, refuerzo de los bolcheviques. El propio Stalin trabajó durante el proceso clandestino la “persuasión” en vez de la “coerción”. Mao también aplicó esta política. En el caso peruano, SL empieza a perder el apoyo de las masas y aplica “coerción” a punta de la violencia de los fusiles. Mientras Stalin realiza la purga después de aproximadamente 10 años de haber conquistado el poder y por la cual los marxistas, entre ellos el propio Mao, lo criticaron, SL empieza una purga a seis años de iniciado su lucha armada, incitando a la toma de las prisiones desde adentro y otra purga en el 92, donde perdieron a los últimos cuadros confiables de Guzmán en Castro Castro. 

No estuvimos de acuerdo con los camaradas Zinóviev y Kámanev porque nos dábamos cuenta de que la política de cortar cabezas entraña un enorme peligro para el Partido (…) se trata de un método sanguinario – es sangre lo que reclaman – peligroso y contagioso; hoy se hace caer una cabeza, mañana otra, luego una tercera. ¿Qué quedaría en el Partido?”; explicó Stalin en el XIV Congreso del PCUS antes de caer lógicamente en el error de la llamada “purga”, mientras en el Perú la matanza entre los propios militantes de Sendero, provocadas porque expresaban su desacuerdo con una decisión tomada por el buró político, era un asunto cotidiano. Esto contradecía también a lo planteado por el Maoísmo, teniendo en cuenta que Mao perdonó incluso al líder del Kuomitang. 

Otro aspecto contrario al proceso ruso y al chino, es la burocratización de la cúpula del PCP-SL. En Rusia, Stalin sufría hambre en sus destierros, enfermedades intolerables, persecuciones y encarcelamientos, sin rendirse ni dar por derrotado el proceso revolucionario. Una actitud similar optada por Lenin y otros líderes bolcheviques y por Mao. En el Perú, la cúpula de Sendero – por lo menos los principales- eran un misterio total para el pueblo y sus propios militantes. Al parecer se encontraban escondidos en residenciales de Lima, percibiendo una economía vasta generada en el extranjero y cuando sucede la captura, al contrario de Stalin, Guzmán e Iparraguirre así como otros declaran que la revolución ha sido derrotada, que se ha entrado a un nuevo proceso de paz, contradiciendo la posición del propio Engels, en el cual especifica que mientras existan clases sociales, estas no pueden entrar en acuerdo ni pueden estar en paz. Esta burocratización los conllevó a alejarse de las masas, a tomar decisiones sin tener información directa ni conocer el campo de guerra, por lo cual se toman decisiones a ciegas, muy al contrario de Stalin, de quien podríamos citar su dirección en la Segunda Guerra Mundial, pues se sabe que él asistía de forma camuflada a los campos de batalla a ver la posición de las tropas soviéticas y nazis para corregir su estrategia o armarla ahí mismo. Similar actitud, tomaron los líderes bolcheviques en la época de clandestinidad porque no concebían una dirección sin contacto directo con las masas y la objetividad o la observación directa de las acciones. Mao haría lo suyo en China.  

Mas posiciones contrarias al marxismo se podrían citar, pero nos limitaremos hasta aquí, porque nos basamos en la vida de Stalin y ha surgido esta idea a raíz de la admiración desmedida que decía tener Guzmán hacia Iósif Stalin, pero como vemos cogió de éste ese 30% de error y lo profundizó sin reparar en nada. 



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