Entre poesía

 Por: J. Miguel Vargas Rosas 

     

El objetivo de este texto es comentar con escasas palabras cinco poemarios, cuyos autores nacieron o radican actualmente en diferentes ciudades del país. 

• Manuscrito del viento: De Pedro Escribano. Es de los cinco, el más logrado. Si bien es cierto que en un par de poemas suyos, la estética decae, sus versos combinan belleza y un mensaje que se mece entre lo existencial y lo social, tratando de sacar con cierta debilidad una cultura andina. 
• La enfermedad de Venus: De Alonso Ruiz Rosas, ganador del premio Copé en 1999. Su poesía está estructurada a la métrica antigua, con rimas consonantes. Lastimosamente en muchos poemas de este libro, dichas rimas se exceden haciendo que los textos pierdan estética en vez de ganarla. En uno y otro, el cierre y el ritmo pierden calidad. Mensajes sencillos, relativos al amor. 
• Último Tramo: De Samuel Cardich. Denota una imperiosa necesidad por demostrar la amplitud de su lenguaje, sin tener en cuenta que al utilizar palabras academicistas o rebuscadas, hace que la estética de sus poemas disminuya totalmente. En algunos pasajes cae en la redundancia; quizá en su afán por alargar los poemas. Se destaca el mensaje existencialista. 
• Hora de Silencio: Aunque este libro sea uno de los primeros de Samuel Cardich, de Huánuco, posee mayor manejo de ritmo y estética, aunque estos dos recursos decaen siempre al momento de insertar palabras demasiado rebuscadas que hacen que pierda el ritmo y la estética, tornándose en prosa. Se percibe rasgos o influencias de Vallejo, sobre todo en su etapa de Trilce. En otros poemas se inclina hacia lo paisajista, aunque expresa algo de sentimiento personal. 
• Lágrimas de Halcón: De Lilibet Felices, uno de sus primeros poemarios, por lo que no se podría vertir una opinión radical. Sin embargo, los primeros poemas que constituyen este libro, batallan por mostrar una cultura andina, la magia y lo propio de Ayacucho.