«Fieras» de Mariangela Ugarelli y la literatura Weird

    Escribe J. Miguel Vargas Rosas

    Las historias fantásticas o la literatura fantástica en el Perú, ha sido hasta hoy vista con ojos desdeñosos por la crítica literaria, la cual la cataloga de poco seria y la sentencia por no aportar reflexiones relevantes para la explicación de fenómenos sociales o no ayudar a empujar a la sociedad hacia un estadio superior. No obstante, estas historias han pugnado desde mucho tiempo atrás por ganarse un espacio respetuoso en la literatura peruana; debemos recordar que el propio César Vallejo escribió narrativa de corte fantasioso con tintes góticos y hasta escabrosos; también lo hicieron escritores como Abraham Valdelomar, Clemente Palma, entre otros tantos. El intento no ha sido exitoso, pues el realismo ha conservado la corona, aunque ahora se estén abriendo más espacios para la literatura fantástica, la cual aún carece —valgan verdades— de originalidad y calidad altamente considerables, y esto se debe a que es una literatura que básicamente está en desarrollo.

    En ese contexto, Mariangela Ugarelli Risi con «Fieras», conjunto de once cuentos publicado por Hipatia Ediciones en el 2023, en contraste a lo producido hasta hoy en fantasía, ha dado un paso gigantesco. Para mí, personalmente, desde el tercer cuento, la calidad literaria aumenta radicalmente; Ugarelli juega muy bien con las palabras, combina su prosa con una poesía sutil, sin descuidar la recreación de ambientes que oscilan entre lo oscuro, lo escabroso y lo tétrico. Se puede evidenciar las influencias de Horacio Quiroga y también la inexorable —para los que escriben terror— influencia de Edgar Allan Poe. Sin embargo, hay en Ugarelli más que influencias: hay ya destellos de su propia voz y destellos de una fantasía original. 

    En los personajes, persiste una constante: son, de uno u otro modo, prisioneros. Prisioneros son los animales que viven amenazados por la fuerza humana y prisioneros son los humanos que viven supeditados al poder que ejercen otros sobre ellos; prisionera la naturaleza que es depredada sin piedad ni consideración por los humanos quienes no se percatan de que esta es la que les suministra la verdadera riqueza; prisioneros son los grupos humanos vulnerables (los ancianos, por ejemplo) en un sistema o sociedad donde lejos de incluirlos, los arrojan al vacío y al dolor. En otras palabras, las narraciones pueden ser vaticinios catastróficos de un apocalipsis terrenal; esta última característica es recurrente en la literatura distópica. Pero, hay también esperanza; la escritora sueña con el momento en que los oprimidos se emancipen de sus opresores y con esta emancipación la sociedad evolucione hacia la libertad y reine la armonía entre el hombre y la naturaleza.  De esta manera, «Fieras» confirma lo que en reiteradas ocasiones hemos afirmado sobre la literatura fantástica: puede coadyuvar a la reflexión sobre fenómenos sociales, a la crítica social, al establecimiento de nuevos y superiores sistemas de convivencia. Como ejemplo bastaría mencionar la novela distópica «Fahrenheit 451» de Bradbury que cuestiona todo el plan conspicuo para embrutecer a las masas en este sistema. 

    «Fieras» se ubica en la literatura denominada Weird, un subgénero de la literatura fantástica. Por lo tanto, sus cuentos tienden a atrapar al lector en un suspenso bien elaborado, con pinceladas de oscuridad y penumbras, conduciéndonos atentos hasta los finales que dan un vuelco inesperado y nos dejan un sinsabor reflexivo. Además, el léxico sobrio y sencillo de Ugarelli se enriquece con figuras poéticas, elaborando constantemente alegorías. Por ejemplo, en «Fábula del zorro y el hombre», un zorro disecado invoca a los animales, sacrificados tan solo para saciar cierto morbo enfermizo de un viejo cazador, a conquistar la libertad. «Hiciste bien. Te liberaste de la esclavitud impuesta por los hombres. Abandonaste la identidad que te dieron, solo ahora podrás ser libre»; le dice el zorro al perro que, durante mucho tiempo, ha ayudado al hombre a cazar animales. La contradicción entre hombre y naturaleza es un tema que prevalece en casi todos los relatos, tal como prevalece en la realidad social, pues el hombre lejos de dominar a la naturaleza y convivir con esta armoniosamente, la depreda salvaje y bestialmente, o parafraseando a Marx «el capitalismo destruye sus dos fuentes de riqueza: el hombre y la naturaleza». Quizá de ahí el nombre «Fieras» para el libro; el hombre es graficado como una fiera sin empatía. El zorro, aparentemente disecado, logra apoderarse de la psiquis del hombre, consigue su venganza y su libertad. «El hombre cayó al suelo: sin el arma no es más que un hombre»; el mensaje  de esta frase resulta determinante para entender el cuento, porque el hombre depreda la naturaleza en base a contradicciones sin resolver: ha desarrollado su raciocinio y con este ha desarrollado herramientas de supervivencia, a las cuales han convertido en armas destructivas y con estas, ha abandonado su lado humano para convertirse en un monstruo sin humanidad, capaz de derruirlo todo sin conmiseración. Lo mismo sucede en el cuento «El loro gris», donde un loro que al principio da la impresión de estar poseído por algún espíritu maligno, va transparentándose hasta descubrirse que la humanidad lo ha tornado oscuro y violento, y esa violencia lo conduce a libertarse junto a otras aves. Aquí surge la siguiente dicotomía: los opresores utilizan violencia oprobiosa y para liberarse, los oprimidos utilizarán también violencia; pero esto preocupa a la autora: ¿esa violencia no los conducirá a ser tan salvajes o tan fieras como lo fueron sus opresores? La respuesta tal vez se puede encontrar ligeramente esbozado en «Carne», cuando el narrador protagonista señala lo siguiente: «Yo ya tengo suficiente castigo con ser hijo de tanta violencia», tras descubrir en el diario materno, la necesidad que los orilló a trabajar en un matadero. «Necesitábamos el dinero —Yace escrito en el diario— Pero, ¿no podíamos hacer otra cosa? No. Habría que matar o morir»; una definición exacta de lo inculcado por la política excesivamente individualista que condena a muchos a la precariedad. Entonces, parece que se confía en las nuevas generaciones, las cuales, en el cuento, son representadas por Balthazar, quien es perseguido por la imagen desgarradora de una vaca herida que se revuelve y muge adolorida.

      La personificación es un recurso utilizado con sagacidad en el libro, acoplada a un poco de realismo mágico y otro poco de realismo sucio; realismo que nos conduce a relatos como «El florero», cuya trama se centra en un puñado de ancianos a los cuales les indigna ser tratados como objetos, simples mercancías o imágenes consoladoras para acentuar la falaz idea de que hay jóvenes que nunca envejecerán y viejos que deberían morir. «Bingo, bingo. Otra vez bingo. Para ellos no somos más que bingo y Jean Naté. Ya ni somos personas»; exclama malhumorada Adelina, quien se accidenta después de ganarse un florero en el bingo. Nuevamente emerge el elemento aparentemente demoniaco; esta vez representado por un simple florero que va a ocasionar daños trágicos solo en la vida de los ancianos que lo posean; lo cual nos lleva a dilucidar que el florero personifica la desmoralización de la longevidad, ocasionado no por contradicciones internas en el sentido neurológico, sino por la presión social y la deshumanización de la sociedad que influye en la psiquis. 

    Hemos intentado extraer lo medular de «Fieras», aunque se podría seguir comentando sobre el mismo y cómo entrelaza la fantasía con una crítica social cruda y escalofriante, arrostrando siempre las penurias que atosiga a los personajes, en «Los dráculas», «El milagro de la capilla» donde se enuncia y denuncia la frialdad poco compasiva de los predicadores de la compasión, refugiados en templos o en el pregón de la supuesta palabra de Dios; «Comunión» en el cual se estrellan dos culturas: la ancestral y la que se alimenta del oro; «Chalanización», etc. «Fieras» se encumbra como una narrativa muy sugerente dentro de la literatura fantástica peruana y desbroza el camino para la misma.  


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