El falso feminismo y su proliferación

 Por: J. Miguel Vargas Rosas

  No es nuestro objetivo, en este momento, hacer una reseña histórica del glorioso movimiento feminista, por lo que no ampliaremos ni siquiera en el punto cardinal de una de las obras de los fundadores del marxismo, donde se señala que la primera  forma de explotación u opresión del hombre por el hombre, se da precisamente con la opresión del varón sobre la mujer, ya en los albores de la llamada civilización (F. Engels. Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado). Nuestro artículo puntualizará en esa ramificación del feminismo que hoy tiene cabida en la prensa y en los estamentos gubernamentales, porque precisamente es promovido por las clases poderosas o que gobiernan estas regiones del mundo. 

    Las feministas de ahora se vuelven ciegas ante determinadas injusticias contra las mujeres del pueblo. El objetivo de su batalla no es el machismo, sino el varón. Como si quisieran seguir las viejas y pobres letras de las canciones de Arjona, “Nosotros con el machismo y ustedes con el feminismo y la fiesta termina en par”, no se enfrentan al sistema, sino al “varón”. Mediante esta tergiversación al generalizar el género masculino como “asesinos y/o violadores”, van volcándose a la corrupción del verdadero feminismo, pues ya no buscan la independencia de la mujer, sino que la mimen y que la sobreprotejan; no buscan una “Moral” acorde a nuestra evolución, sino por el contrario buscan la desmoralización de la sociedad y el libertinaje en sus conductas, tal como lo demuestran en sus propias marchas. Creen con demasía que la violación sexual es un problema solo de mujeres, sin ver que hay una larga lista de varones y niños ultrajados sexualmente. Creen que el problema de la seguridad ciudadana es un problema que agobia solamente a las del género femenino y no al masculino. Exigen de esta forma que sobreprotejan a la mujer, sin importarles el varón. 

   

  Cada vez que se realiza una protesta de mujeres trabajadoras por despidos masivos o disminución de sus salarios, ni una de esas feministas que cubren las pantallas de los noticiarios o bombardean las redes sociales con insultos tan drásticos, aparece en esas protestas. La legalización del aborto (aborto, acción cuya cantidad porcentual en el Perú y el mundo es elevada) es un tema muy crucial e importante, tal como lo fue el divorcio en su momento, pero no es todo lo que debe abarcar un verdadero movimiento feminista. Lejos de propiciar la lucha entre varón y mujer, el feminismo real ha buscado precisamente la justicia entre el varón y la mujer en las formas educativas, laborales, sociales, legales, familiares y salariales, lo que logrará la independencia de esta última con respecto al primero, forjando a su vez tanto en varones como mujeres una conciencia justa y una cultura elevada, para respetarse mutuamente. 

     Sin embargo, el movimiento feminista que ha tenido en las últimas décadas una gran acogida por las mujeres, cierra los ojos ante la gran cantidad de desempleadas mujeres, la desigualdad de salarios entre varón y mujer impuesta por el sistema capitalista, la explotación inhumana de estas últimas en el hogar como en los centros de trabajo, debido a la falta de transformaciones de estructura y supraestructura en las empresas así como en el Estado. Bajo cánticos de “el violador eres tú”, no el “machista”, “no el Estado”, “no el poder judicial”, sino “tú” varón que pudiste haberte unido también al feminismo, han cambiado las armas de las verdaderas feministas de antaño (el fusil y las huelgas) por ropas interiores de marca y desnudos exuberantes que se exhiben en las calles a través de marchas con melodías modernas, para hacerse publicidad claro está. 

Pese a que la familia se constituyó como el órgano fundamental del sistema capitalista, el capitalismo tiende ahora más que nunca a destruir ese órgano en los trabajadores y una de las tantas formas de hacerlo es precisamente a través de discursos seudofeministas. Las “feministas” por su parte no se percatan o no quieren percatarse que sirven a ese plan tan macabro, arruinar familias para contar con mayor cantidad de mano de obra a menor costo debido a la angustia a la que someten a la familia de los trabajadores. Crear una familia disfuncional, actualmente es precisamente una buena arma de la explotación, no solo de la mujer y del varón, sino también de los niños. Un juego psicológico suculento implementado por los grandes señores dueños de países enteros. Así la célebre frase: “a mí nadie ni nada me manda ni nadie ni nada rige mi vida”, ha sido una forma de educar a la mujer “feminista”, como lo fue para educar al machista despótico, en una cultura sin responsabilidades y de libertinaje. Por otro lado están las que sueñan con ser grandes empresarias o gozar de mucho dinero, por lo que ven a la familia como una carga que les impedirá progresar, al amor también como una estupidez si el hombre que tiene al lado no tiene el dinero para facilitarle el avance, sin darse cuenta que el problema radica en la sobreexplotación y sobreproducción de plusvalía que realizan las empresas al explotar a la mujer más de sus ocho horas laborales, sin darle tiempo ni tregua al descanso, pero aquí el problema para nuestras “feministas” de hoy es el varón, no el sistema. 

      Tendríamos mucho más que exponer, pero seremos breves. El problema de la violencia sexual, si bien es cierto ataca en mayor grado a las mujeres, no es un problema netamente de la mujer, pues hay casos de niños (en este caso masculinos y obviamos a las niñas) así como varones, ultrajados por degenerados y los asesinatos (que se dan muchas veces de una mujer a otra y en la mayoría de los casos contra varones, sea por asaltarlo, por ajuste de cuentas, lío de faldas, discusiones con las pareja, etc.) tampoco es un problema netamente del feminismo, sino de sistema en la que deben coincidir tanto varones y mujeres. A estos, se suman otros reclamos tan superficiales como el cambio de la gramática (MUNDO a MUNDA) o la crítica por la estética corporal (como si no hubiese burla contra los varones en ese aspecto también), etc. Puntualizamos de esta manera, que el feminismo que tiene pantalla a nivel mundial y sabe hacerse publicidad, es un feminismo burgués que trata de desvirtuar la verdadera batalla por la emancipación de la mujer. No olvidemos que si nos basamos en la ciencia, todo está regido por la lucha de contrarios y así el feminismo tiene dos vertientes, la proletaria y la burguesa. No nos dejemos engañar y reforcemos el verdadero movimiento feminista que es el que sigue la línea proletaria, porque solo de ellas nacerá la nueva sociedad, más justa y más libre. 



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