La muerte del "Paisa"

 Por: J. Miguel Vargas Rosas

    "Paisa" le decían. Lo conocí en el 2006, cuando cambié por última vez de colegio secundario. Él era un muchacho alegre, jovial, pero a la vez loco. No tuvimos más contacto después de la promoción, aunque a la mañana siguiente de la fiesta almorzamos alegremente por ser mi cumpleaños. Fue la última vez que lo vi reír y cantar también canciones del género Chicha. Me llamaba "Político" por mis exposiciones sobre temas relacionados a la política. Solía defenderlo porque era muy débil y torpe para las broncas, peor si sus contrincantes eran más altos que él, lo cual resultaba muy común debido a su baja estatura. 

     Loco contumaz  solía contarme que un día pondría una mecánica automotriz para ayudar a su abuela, con quien vivía desde hace muchos años. No sé si logró el segundo objetivo, pero según los noticieros que informaron sobre su muerte hace un mes atrás, llegó a poner una mecánica que le permitió seguir la vida con alegría, jovialidad y locura. No trato por nada del mundo justificar la obsesión que lo condujo a la muerte; solo busco desfogar el impacto que me golpeó al enterarme de su deceso.  

    Dicen que había secuestrado a su novia, diez años menor que él; 

    Dicen que ella seguía jugando con sus sentimientos; 

    Dicen que no la secuestró, sino que discutieron en el interior del vehículo que él conducía. 

    Lo que sí se sabe es que la policía había llegado a buscarlo a su casa, por  una denuncia en contra suya por supuesto secuestro y sus padres decidieron llamarle al teléfono celular para cuestionarle sobre sus actos. "Paisa" había bebido alcohol antes de subirse a su auto rojo, logrando contestar en un lenguaje popular "Ya fui. No pasa nada"; le alcanzó el móvil a su novia, quien llorando afirmó no poder saltar porque el vehículo marchaba a gran velocidad. Los padres de la joven también la llamaron, y fue entonces cuando estos oyeron los gritos desesperados de la mujer hasta que todo quedó en silencio. 

    Algunos diarios aseveran que fue él quien decidió poner fin a la vida de los dos, dirigiendo su auto hacia un precipicio profundo, mientras otros solo se limitan a suponer que fue un accidente debido al estado etílico del "paisa". En la mañana encontraron los cuerpos regados en el abismo, envueltos por el silencio y la desolación absoluta del paraje serrano de Huánuco. El auto abajo, en un riachuelo, totalmente destrozado. Los dos habían muerto al instante. 

    Fue lo peor de su locura. Uno queda suspendido en medio de la nada, encerrado en las cuatro paredes al leer las notas periodísticas, al ver su cuerpo de bruces en el barranco. ¿Qué rayos pasó por su cabeza?, ¿por qué preferir morir a los 31?, ¿Dónde había quedado el jovial que solía cantar entre risas y molestias "Chofercito carretero" de Los Shapis o algún tema de Pascualillo Coronado?, ¿Dónde el muchacho que solía llamarme "Político" entre carcajadas?, ¿Qué pasó por su cabeza para cometer una locura tan horrenda? Para cometer la atrocidad, "Paisa" solo se tomó un par de horas: embriagarse y conducir como un desquiciado en medio de la oscuridad nocturna junto a la jovencilla aquella. ¿O aquel estado impulsivo se venía gestando desde muchos años atrás? Solo los misterios envuelven la casa de los muertos y las vestiduras de la muerte son precisamente misterios. 



    

Comentarios

Más populares

La última estocada....

Los cuentos embrujados y norteamericanizados de Roncagliolo