Sobre “Inexpugnables nudos” de Christian Chávez

    Por: J. Miguel Vargas Rosas

     Para referirnos al libro «Inexpugnables nudos» (Manoalzada editores, 2021) de Christian Chávez recurriremos al estructuralismo en la literatura, que tiene entre uno de sus propósitos «adelantar un estudio científico con independencia de la historia literaria y la crítica biográfica, pues a partir del análisis del procedimiento de construcción literaria se puede establecer reglas generales y marcar una diferencia entre la descripción y la interpretación». Si bien es cierto que «Inexpugnables nudos» se sujeta a ser leído más como “descripción de la literariedad” desde la óptica del estructuralismo que define a aquella como la forma objetiva de mostrar las palabras, sus significados y los personajes a quienes se les llama actantes, hay algunas partes, líneas y frases en las que es necesario utilizar la interpretación debido al uso de la prosa poética que, aunque es un recurso muy poco recurrente, se halla en varios de los cuentos.  

    Me centraré sobre todo en los tres primeros cuentos, en los cuales, según mi modesta opinión, se concentra lo más destacado literariamente que existe en el libro. Los demás cuentos manejan una velocidad de narración muy ágil, pero también contiene una especie de experimentación en cuanto al estilo: ora tiene tintes de “María” de Jorge Isaacs, ora la de Las Mil y una Noches, ora de las Tradiciones Peruanas. Como vemos, el autor coge sus lecturas preferidas para dar a conocer nuevas historias basadas en personajes y hechos reales y esas lecturas suyas preferidas, podría atreverme a afirmar, son pues las de obras clásicas. Exentos de prosa-poética, podría considerarlos cuentos sencillos… Ojo, sencillos, más no simples. El autor es muy conocedor de las culturas prehispánicas, estudioso del comportamiento social de la época virreinal y de la cultura musulmana, en cuanto a su mitología, creencias y más, por lo que se da el lujo de combinar lo musulmán con lo católico, por ejemplo. De esta forma recrea, con el cuento «Un fantasma en el fuerte rojo», lo que Carpentier llamaría lo Real Maravilloso y cito esta historia porque está enriquecida por la mezcla de culturas y creencias religiosas. Apostillaremos que la estructura de espacio-tiempo, se rompe abruptamente sin explicación alguna, lo cual provoca una ruptura en la fluidez y la continuidad. 

 «Inexpugnables nudos» es una colección de cuentos en donde prima un lenguaje de la época en la que están ambientadas las historias, tratando de evitar las palabras rimbombantes de ese entonces y que hace que la lectura no sea agotadora. Es necesario resaltar que una de las características principales del libro es que se basa en historias de personajes reales, por lo menos en los tres primeros cuentos, y que sirve como fuente de estudio de historia. El género, por la estructura lineal, es la crónica, aunque, como se señaló anteriormente, en algunas partes hace uso de la prosa-poética la cual forma parte de la estructura de la expresión y pensamiento de sus personajes principales. Aquí apuntaremos que la mayoría de los cuentos están escritos en un tiempo presente, pero sorprende el intercalado innecesario con verbos conjugados en pasado y están relatados en primera persona, de ahí otra característica por la cual señalamos que tiene el estilo de crónica y los que no estan escritos en primera persona, utiliza la tercera persona con un narrador omnisciente. 

     Así pues, La Desdicha del Curaca, cuento que abre el libro trata sobre algunas culturas preincaicas en pleno declive y se centra principalmente en Guzmango (hoy ubicado en Cajamarca); desfilan personajes históricos como Cuismanco, cuyo hijo es llevado al Cusco por Tupac Yupanqui para servir al Inca, si los datos históricos que poseo no me fallan. Pero, el personaje principal es un anciano de aquella tribu, quien narra en primera persona los hechos ocurridos en Guzmango y cómo Cuismanco, rey del mismo, es seducido por la ambición de poder al extremo de rebelarse contra las deidades de su cultura. Es inevitable señalar aquí un asomo a la psicología de sus personajes; cuando el anciano sueña a Caquetil pidiéndole regresar a Guzmango e informar sobre una terrible catástrofe, el narrador-protagonista lo interpreta (tal como corresponde desde el lado de la cosmovisión de su cultura) como un mensaje de los dioses, pero si analizamos el sueño y la forma cómo lo plasma el autor, a través de la psicología actual, podría establecerse una relación entre la preocupación que tiene el Taita para con Guzmango; por eso, la noche del sueño agorero, duerme pensando en cómo se está desintegrando dicha cultura, reflexionando sobre su persecución. Aquí entra en juego la psicología de los sueños al muy estilo de Sigmund Freud, que queriendo o no, saca a relucir Christian Chávez. Frases como «Una ráfaga de estrellas hundiéndose en la tierra, orquestada por la risa del demonio Shape» o «el silencio se quiebra con los gritos estremecedores de los incas…», pueden confirmar lo aseverado sobre la utilización de la poética en la prosa. El detalle de este cuento, a comparación de los demás, es que hace abuso de puntos continuos para separar las ideas y hace que el texto esté más cerrado, apretado o, mejor dicho, no tan fluido. Añadiremos que el quechua y el español quechuizado, enriquece bastante esta historia. 

En el cuento «El Verdugo de Luis XVI», habla sobre la tradición de una familia cuyos varones se heredan entre ellos el oficio de verdugo para la corona. El autor muestra la influencia de la literatura romántica francesa, como la de Víctor Hugo y lo combina con algo del realismo de Dostoievski. Los protagonistas existieron en la historia real, pues se refiere a la familia Sanson que se encargaba de ejecutar a los condenados por la corona y la iglesia. Este cuento sí muestra fluidez y conserva el estudio, aunque somero, de la psicología de los personajes. Renuente a aceptar el oficio de verdugo, el único hijo capaz de heredar dicho trabajo, decide abandonar la familia, pero al verse frustrado y fracasado como médico —he aquí, como la sola muestra de la realidad puede convertirse en la crítica más despiadada de determinado sistema social—, el personaje principal piensa en el suicido, pero la marea de la vida lo conduce a asumir y a acostumbrarse al horrible oficio de Verdugo. El autor, no entra a detallar los procesos y cambios psicológicos en su personaje, pero el narrador protagonista afirma que le gustó el trabajo con el paso del tiempo y no solo eso, sino que se empezó a apasionar y como consecuencia iba perfeccionando su modo sádico de asesinar. A comparación del realismo-psicológico de Dostoievski, Christian Chávez muestra solo el reflejo o expresión de la psicología de su personaje; es decir, describe sus actos y cómo estos cambian con el paso del tiempo. Por lo tanto, el autor se centra bastante en aplicar la pragmatografía en vez de la etopeya dostoievskiana. Otra de las características de suma importancia es que, en este cuento como en el titulado “El tesoro del portugués”, da a conocer las características sociales principales de cada época, la cultura impuesta por las clases gobernantes. En “El verdugo de Luis XVI” muestra un ambiente convulso en que estallan revoluciones y los reyes tienen que aumentar su escarmiento contra los revolucionarios. Finalmente se describe, tal como lo enseñara Marx de forma científica, la violencia que se constituye como partera de la historia. En contraste con la obra narrativa de Víctor Hugo —quien, a decir de César Vallejo, tiñe al capitalismo con un color de esperanza—, o incluso en contraste con la narrativa de los defensores del liberalismo, del capitalismo, etc. El autor muestra sin ambages cómo la revolución capitalista, organizada bajo los lemas de «La libertad, la igualdad y la fraternidad», traiciona sus principios y somete a las clases trabajadoras (quienes, dicho sea de paso, fueron las que dieron pelea por la revolución burguesa) a la más grande situación de miseria económica, y reestablecen la pena de muerte sádica y pública contra cualquier opositor. Muestra también y describe a detalle la morbosidad con la que los verdugos vuelan cabezas en las guillotinas, es minucioso al pintar ortográficamente la apariencia de las cabezas —lo asemejo un poco a la descripción que hiciera, por ejemplo, Ciro Alegría de la cabeza cortada de El Fiero Vásquez en «El mundo es ancho y ajeno»—. Con esto, se asoma a las lindes de la literatura de Quiroga y toma posesión por el terreno del llamado “realismo sucio”. 

    De esta manera va realizando un estudio sociológico que completa con “El tesoro del portugués”, en el que describe la cucufatería, el machismo, la violencia de la religión, el mercantilismo, etc. Del Perú virreinal, en donde el indio, esclavizado, es utilizado por los mismos señores para sus fines. Cabe resaltar que, en estos tres cuentos, Christian Chávez relata la vida decadente de las clases opresoras o de poder y podría incluso ubicársele en la corriente del decadentismo, sino fuera porque son historias basadas en hechos reales, y el autor opta una visión propia que no tiene, como los decadentistas, pesimismo y el asumir la derrota y el decadentismo de una sola clase social como la derrota de la humanidad.

“Inexpugnables nudos” se enriquece gracias a los datos históricos, la diversidad de culturas que conoce el autor, quien además acierta muchas veces al aplicar figuras literarias que impactan en el lector. No obstante, habrá que sugerir que el hallar un estilo propio y preocuparse también por la forma, es una tarea muy urgente que deben tener todos los escritores.  

Saludamos esta primera entrega del autor. 

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