Gimena Vartu y la frescura de su obra literaria

 Por: J. Miguel Vargas Rosas    

    No podría hablar de la literatura joven y femenina y feminista hasta cierto punto, sin hablar sobre la frescura de la obra de Gimena Vartu, quien en sus dos libros más representativos: «Fábula de los cuerpos calientes» y «Cura de Sueño», ha ido trazando no solo su estilo literario, sino también una posición que lo ubica en el contexto socio-político de su época. Perteneciente a la clase media limeña, su obra también expresa esa conciencia suya, aunque tiene matices de rebeldía y tono contestatario. Sin embargo, esa rebeldía tira hacia un anarquismo individual, que se hilvana a partir y dentro del lenguaje utilizado por sus personajes. 

Así, en «Fábula de los cuerpos calientes» (Dendro ediciones, 2020) la autora no se desprende de su poesía a la cual agrega una prosa ágil y manejo audaz del lenguaje, que va a conservar pese a algunos términos forzados que entran en medio de sus descripciones y algunas construcciones sintácticas por pulir. Sobresalen, el cuento «Chiquita» en el cual construye una similitud entre los animales y los hijos y aborda el tema del aborto o el asesinato de hijos de manera tácita; y «La pasión es algo, la amistad es todo», donde expone y critica la enajenación de las relaciones amorosas, que solo se hacen compañía cuando pueden, absorbidos por las ocupaciones sociales o del qué dirán. A simple lectura pareciera que la narradora coprotagonista se alegrara por esa amistad predominante en una relación de marido y mujer, quienes hacen sus vidas y tienen citas amorosas por separado. Sin embargo, en varios pasajes deja entrever una nostalgia honda y resalta lo absurdo de tener una relación amorosa cuando se construye una vida aparte. Se asoma en otros cuentos a la tragedia, la decadencia propia de los pequeño-burgueses que sucumben a todo tipo de vicios y perversiones.  

Tiene la capacidad de vestir su prosa con una ternura cándida y otras veces de procacidades propias de la juventud citadina apitucada del Perú, pero conserva lo erótico en casi todas las historias. En otros pasajes, asume como suyas las rebeldías sin causas de sus personajes, pero esto se debe en gran parte a su falta de discriminar conscientemente los tipos de feminismo que a decir de José Carlos Mariátegui son tres –el burgués, pequeñoburgués y proletario— y que se pueden visibilizar con claridad en la sociedad peruana actual. Pero, el erotismo de Gimena Vartu, la ruptura de sus personajes con la normalidad o cotidianidad de la vida apacible en los que son recreados, tienden a rebelarse o por lo menos a incitar a la rebeldía por parte de la mujer. Por esto, asegurábamos ya anteriormente: «su obra irreverente desde el aspecto femenino, tiene un futuro espléndido» y decimos “futuro” porque pese a esa madurez en la narrativa (en el uso de las técnicas modernas), estamos seguros de que está a pasos de hallar su propia voz. 

En cambio, en la poesía es donde halla mayor claridad e infla el pecho combativo por las mujeres, sin descuidar claro está la estética indispensable en los textos literarios. «Cura de sueño», es un grupo de poemas en los que intenta rebelarse como mujer contra un sistema y una mano invisible que la sojuzga y la retiene, la invisibiliza hasta hacerla sentir nada. En esta ocasión analizaremos solo un poema titulado «Ruta».

«(…)la calma gobierna y se queda incrustada

o el miedo es puro miedo

de que el trayecto del camino se detenga

y te desnude

y te veje       te inutilice a ser solo materia

Todo es pura forma alumbre o no alumbre

ausente o concreta

La realidad es puro forro de rutas

una copa abandonada que alguien se encargó

de limpiar

Ahora  la mentira reina feliz a mi costado

Dentro de poco seré solo algo que tampoco

causó trascendencia(…)»

Es una descripción poética de la zozobra y el terror en el que vive la mujer como tal, representada en la poeta o el yo poético de Vartu. Pareciera que la salida que pregona Gimena fuese una salida catastrófica para la mujer oprimida, cuando cierra con los versos:

 

A quién pedirle

                             que no te mate.

          Pero, lo que busca en sí es permanecer en la vida, en una armoniosa y justa, sin ser dañada por su género o sexo. Debido aún a su falta de una posición política, no sabe a quién acudir, no sabe cómo transformar esa realidad. 

El poemario tiene calidad innegable, con técnicas propias del post-vanguardismo poético —verso libre, rebeldía en los signos de puntuación, creación de imágenes tal como «La realidad es puro forro de rutas/ una copa abandonada que alguien se encargó/de limpiar», la personificación y otras—y combina diversos temas, siempre tratando de que predomine el poder de la mujer tanto en el idilio como en lo erótico (cuestión que podría llevarle a colocarse en las filas de un falso feminismo) e incita a conocer la realidad de la mujer para ayudar a transformarla.  

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