Saqueando Huánuco desde hace años

Por: J. Miguel Vargas Rosas     

    Es difícil escribir críticamente sobre política en Huánuco, cuando gran parte de la “intelectualidad” que domina los medios y el mercado huanuqueño, ha dejado bien claro su postura casi dogmática de conservadurismo, pese a que siempre andan lamentándose por los “políticos corruptos” de forma regionalista, sin dejar de creer que los procesos electorales son eternos. «Yo sé por quién votar, usted piénselo bien», es el lema de ellos. No obstante, la indignación y el coraje imbuyen a manifestarse actualmente, pese a que sabemos que el problema es un problema de sistema político-económico. Empecemos: En el 2018 se anunciaba una inversión de 162.3 millones de soles para la construcción del nuevo Hospital Regional Hermilio Valdizán en un terreno de 25,740 metros cuadrados, que supuestamente (según notas de medios informativos del 2019) beneficiaría a un total de 780,000 pobladores de la región. Según un informe del mismo Gobierno Regional, emitido en junio del 2021, la nueva infraestructura se puso al servicio de la población. Hoy, 3 de noviembre del 2021, tras una lluvia a la que estamos acostumbrados los de Huánuco y la selva peruana — que debieron prever las empresas y entidades a cargo de la construcción del nosocomio—, el techo del hospital ha colapsado, lo cual provocó la inundación de los pasillos, las oficinas y demás. Algo similar ocurrió con el nuevo puente Esteban Pavletich, el cual aún no ha sido inaugurado, pero ya se vio inundado por el desagüe debido a las malas instalaciones. Ese desagüe invadió las casas de los pobladores aledaños al puente. Sin embargo, resulta asombroso cuando se conoce que la inversión en dicha obra asciende a alrededor de 25 millones de nuevos soles. 

«La culpa no es del gobierno regional ni de las entidades correspondientes, sino de la lluvia». Vaya grotesca ironía de la vida. Se narrarían más hechos ligados a la corrupción y el enriquecimiento ilícito, pero sería explayarnos demasiado. Tampoco citaremos los problemas político-sociales que aquejan a Huánuco y a la producción agrícola huanuqueña. Esta problemática viene desde hace muchos años atrás incrementándose con cada nueva gestión gubernamental. No se trata, por ende, de determinados candidatos o alcaldes, los cuales por cierto deberían ser procesados y encarcelados, sino y sobre todo se trata de un sistema político-económico, cuya corrupción proviene desde esferas más elevadas, que «premia al ladrón y condena al honrado». 

    Las tajadas que pueden sacar los funcionarios de estas inversiones, son incalculables. De ahí devienen las cifras elevadas para construcciones que en otras latitudes se presupuestan a un costo menor, mientras una gran parte de la población huanuqueña se sume en más pobreza, y los campesinos (mayoría de la producción papera) sufre la desidia de sus autoridades, a quienes nos les basta no invertir en la agricultura, sino que además mienten a los agricultores, dándoles promesas momentáneas para que de esa forma éstos desistan de sus medidas de protesta. Los medios nacionales culpan a la población, como siempre, y a esto se suman nuestros “intelectuales” que supuestamente buscan educar al pueblo, aunque tratan de obviar siempre que no hay opción clara de candidatos honestos si le ponen al pueblo a escoger entre opresores y ladrones solamente. 

Un grupo consciente de jóvenes se va percatando de ello. Es este grupo el que ha convocado a movilizaciones socio-políticos en los últimos años. Debemos remarcar que en algunas protestas enfocaron mal el problema, como fue el caso de exigir la renuncia del presidente regional, en vez de exigir el inicio de investigaciones por parte de la contraloría. No obstante, el trabajo de la juventud huanuqueña debe ir más allá. Urge que esta juventud empiece a organizar al pueblo huanuqueño en un frente que vele y fiscalice a las autoridades en pro de las capas populares de Huánuco. Esta labor que es ardua debe iniciarse, teniendo en cuenta las experiencias de lucha a nivel nacional e internacional, porque con el sesgo de creer que Huánuco es el mundo y después de sus límites no hay nada —craso error que cometen ciertos “intelectuales”—, no se aprenderá de las experiencias emancipadoras de otros pueblos. Abogamos pues por la unificación primero de la juventud avanzada políticamente, la cual tiene como tarea titánica forjar el frente de las clases trabajadoras huanuqueñas, la que a su vez debe establecerse funciones y deberes, en las que prime la fiscalización de la inversión regional por parte de las autoridades, motorice y participe en el avance de las obras a través de la transparencia. Deben reunirse con constancia para coordinar acciones de lucha. Es decir, un frente vivo, de donde se purgue a los politiqueros tradicionales.

Sin ello, la vida continuará igual y la política —corrupta desde la plusvalía hasta la inmoralidad de la clase gobernante— enriquecerá a unos pocos y empobrecerá a muchos y se seguirá saqueando a Huánuco a pesar de nuestro llanto, de nuestros reclamos apacibles. Como dijera Mariátegui, la juventud es la acción de hoy o no es nada. 


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