Señor, no te la lleves

Por: Miguel Vargas Ascaño

La contemplé cual bella durmiente
pálida, delicada y enferma
dormía un sueño profundo y triste
sueño de silenciosa calma
contemplé la muerte en sus labios
y destellos de vida en sus ojos y manos.

Cuando despertó había en sus ojos,
desconcierto, dolor y alegría santa
habrá soñado, estoy seguro, lirios rojos,
escaleras de ángeles, ríos de agua bendita,
palacios de rosas y coronas de jazmines
más tornó a cerrar sus ojos y a sudar sus sienes. 

Duerme, Dios mío, solo que duerma
porque su sueño me alegra y consuela 
que no sea su sueño de la muerte preludio
más cuando despierta, se queja, gime y llora
más que su dolor hiere la pena
y esa pena, esa angustia es mi cadena. 
Me dijo un día sonriendo adolorida
¡no te vayas de mi lado nunca
porque si te vas tú, mi vida
cuando vuelvas no me encontrarás cerca!
y por ello estoy a su lado noche y día
esperando su alivio o su agonía.
Todos velan su sueño hasta que despierta 
para llenarla de promesas y vanas esperanzas
cuentos que más la desconciertan
yo solo quiero que el sueño mitigue su tristeza
pero luego como loco deseo su despertar
pensando que no pueda despertar jamás. 

¡Oh, señor! Ya no soporto este tormento 
cuando me habla inspirada en mi entusiasmo 
fingir cuando en mi labio ya no hay canto 
mi pecho solo abriga honda melancolía
fingir para que ría, cuando me mira
y llorar cuando duerme, mi consoladora falsía. 

Ella me dijo alegre el otro día
"Pronto estaremos juntos en el campo
juntos con alegría cantaremos 
deshojaremos flores a orillas del arroyo
y las más hermosas al altar pondremos.
Luego recordaba sus más bellas canciones
que cuando duerme, para mí son oraciones.

¡Oh, señor!, no demandes su vida
concédeme la dicha 
de tenerla junto a mí toda la vida
que no vale la pena mi vida, sin ella
permíteme acariciarla siempre
o me moriré de pesadumbre. 

Más, si está escrito su fin triste
también se apresure el cáliz de mi vida
si ahora me mata este dolor de muerte 
cuando ella duerma al fin perdida
cuando ella falte, ¿qué será de mí?
Cuando ya no pueda verla, señor ¿qué será de mí?

(CONTINÚA...)


Comentarios

Más populares

La última estocada....

Los cuentos embrujados y norteamericanizados de Roncagliolo